viernes, 30 de marzo de 2012

Pongamos fecha ya a una segunda huelga general de 48 horas.


Es necesario una campaña sostenida de movilizaciones y huelgas, para imponer una política social a la reforma laboral, los recortes sociales y otras políticas antiobreras La huelga general en curso, es sólo un primer paso. Como ya hemos visto en el ejemplo griego (con más de 18 huelgas generales convocadas hasta la fecha), una sola huelga general aislada, es por sí sola insuficiente, si no va proseguida de un plan de movilizaciones y huelgas.
Sólo una lucha económica sostenida, representa una amenaza suficiente para la patronal, el capital financiero, el FMI y el gobierno.
Por un sindicalismo combativo, para acabar con las convocatorias simbólicas, el inmovilismo de los dirigentes, y la "paz social", a favor del empresario. La reforma laboral supone el mayor ataque contra las conquistas de la clase trabajadora, en términos de derechos laborales, desde los primeros tiempos del franquismo. Refleja la lógica brutal del sistema en sus medidas para "salir" de la crisis, abaratando los despidos cuando la cifra sobrepasa los 5 millones de parados y más de la mitad de la juventud se encuentran sin trabajo, entre otros ataques graves.

Pero esta reforma sólo representa el comienzo. Forma parte de una agenda de precariedad, miseria y recortes. Rajoy, Rubalcaba, y el duetto Merkel-Sarkozy, a coro con los grandes medios de comunicación, dicen que éste es el único camino posible, que hay que pagar la deuda y "tranquilizar" a los insaciables "mercados". Han construido un consenso alrededor de estas políticas, con las que sangran a la sociedad, a favor de la patronal y los bancos.

Pero sabemos que esto es mentira, la "austeridad" de Zapatero y ahora de Rajoy no ha conseguido mejorar de ninguna forma el impacto de la crisis del desempleo. No ha conseguido solventar el pozo sin fondo de la deuda, ni tranquilizar a los mercados que, a semejanza de los antiguos aztecas, siguen pidiéndonos sácrificios, para que vuelva a salir el sol. Está cada vez más claro, para un sector cada vez más amplio de la clase trabajadora y la juventud, que estas políticas sólo nos llevarán de cabeza al desastre. No nos queda más opción que luchar por un camino alternativo.
Esta huelga nos ha servido para dar una muestra del poder de la clase trabajadora. Y sólo ha sido posible como resultado de la presión de las masas en las últimas movilizaciones, y en la base de los sindicatos, desde el anuncio de la contrarreforma. Esta presión, se ha reflejado en un giro hacia la izquierda cada vez mayor, por parte de las reaccionarias cúpulas sindicales de CCOO y UGT. Es así una primera conquista. Pero con esto, no es suficiente. Es necesario organizarse desde abajo. No podemos limitarnos a ir a rebufo por parte de los actuales dirigentes, que pretendían posponer la convocatoria de la huelga, en un inicio, al mes de Mayo; y sólo se han visto forzados a adelantar la

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