“La hostia se oyó en cuatro términos municipales de Bilbao”, asegura el jefe de la Policía Local de Barakaldo, población donde transcurrieron los hechos, y provocó una grieta de diecisiete metros lineales en el frontón municipal. “Creíamos que se había desplomado la cubierta del polideportivo”, asegura uno de los vecinos. “La mitad de las vacas del pueblo se han quedado sordas”, puntualiza otro vecino de una pequeña localidad situada a ocho kilómetros de Barakaldo.