jueves, 17 de julio de 2014

DECLARACIÓN DEL SINDICATO ANDALUZ DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS CONTRA EL ESTADO GENOCIDA DE ISRAEL



La madrugada del 7 al 8 de julio, el Estado sionista de Israel puso oficialmente en marcha una nueva operación terrorista sobre la Franja de Gaza. En los apenas siete días que esta operación lleva activada, las bombas israelíes han asesinado a más de 200 palestinos y palestinas y los heridos superan los 1400. Desde que en 2005 Ariel Sharon puso en marcha la operación “disengagement”, retirando a los colonos israelíes de la franja, este es el cuarto bombardeo masivo y abierto que sufren los gazauis. En el 2006, mataron a 405 personas; en el 2008 dejaron 1400 muertos; en el 2012, fueron 175 mártires, y ahora 200. Desde el SAT mostramos toda nuestra solidaridad con el pueblo palestino, que resiste valientemente ante la opresión, las continuas vejaciones y la violencia más brutal ejercidas por el Gobierno sionista del Estado de Israel.

Palestina vive colonizada y ocupada desde hace ya casi 100 años. Desde el mandato británico (1917), el establecimiento del estado de Israel (1948) hasta la actualidad (2014) ha continuado sobreviviendo a las más horribles expulsiones, masacres, limpieza étnica y matanzas. Desde cualquier perspectiva se observa un desequilibrio de poder escandaloso: tanques frente a piedras. Las bombas israelíes son lanzadas sobre casas, hospitales, mezquitas o escuelas. A pesar del elevado numero de mártires (todo palestino que muere por el derecho a vivir en su tierra), en ninguna de las operaciones anteriores Israel consiguió sus objetivos, a saber: ocupar físicamente Gaza, derrocar a Hamas (partido elegido democrática y libremente por los palestinos), y que la resistencia palestina deje de lanzar cohetes caseros. Además, cualquier bombardeo sobre Gaza va acompañado de una fuerte represión en Cisjordania, donde no se puede bombardear porque está llena de colonias israelíes. Allí son ya más de 650 palestinos los que ha secuestrado el estado sionista en los últimos días, y dos asesinados. Si a la inmensa fuerza destructiva que ejerce la potencia ocupante, le unimos la repetición de los ataques y la intencionalidad de los mismos, esta violencia sólo se puede definir con un término: genocidio.