Ya tenemos nombre para nuestro futuro
hijo: SAREB, bonito nombre con connotaciones árabes, como futuro califa
de una taifa de Barataria.
El
banco malo o Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la
Re-estructuración Bancaria (SAREB) va a nacer con el apadrinamiento del
Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional, dos
organismos que ya han demostrado fehacientemente no sólo su
incompetencia e inutilidad social, sino su perversidad económica (no hay
país en el mundo intervenido por el BCE o el FMI que no haya empeorado
su situación económica). Su tía, la Comisión Europea, hace meses que
está en paradero desconocido. Con este apadrinamiento y la paternidad de
un Gobierno que vive en la duda continua de a quién obedecer, el banco
malo, si nace, será deforme con toda probabilidad.
Su función será hacerse cargo de los
activos “tóxicos” de los bancos privados. Estos activos, principalmente
inmobiliarios y créditos incobrables, están valorados a precio de
mercado… de antes de la crisis. Si los bancos no han actualizado su
valor a precio de hoy es porque la modificación de su balance les
exigiría declarar la quiebra de los mismos bancos (y cajas, que ahora
son bancos ya).
Hasta aquí la criatura ha salido
altruista. Pero Sareb, para evitar precisamente la quiebra de los
bancos, debe adquirir los activos “tóxicos” a un precio similar al de la
valoración dada por los mismos bancos (aquella valoración previa a la
crisis, es decir, muy sobrevalorados). Después debe proceder a su venta
para recuperar algo de su valor pero sin dejar desplomarse el mercado
inmobiliario. Entonces, sólo le quedan dos opciones: o engaña a los
numerosísimos nuevos compradores colocándoles las viviendas a los
precios sobrevalorados que ha pagado (algo que no va a ocurrir porque
los compradores no son tontos y, principalmente, porque no hay crédito
ni liquidez en la calle) o venderá a precios actuales declarando las
grandes pérdidas que reportará este proceso.
Pero, ¿quién se hará cargo de éstas
pérdidas? Sí, han acertado. Aunque el Gobierno quiere implicar al
capital nacional y extranjero en un 50 % de esta sociedad, este capital
no va a entrar (hasta ahora no se ha ofrecido ninguno para participar)
hasta que el Gobierno no le garantice que no va a perder la parte que
aporte. Por tanto, como ustedes ya habrán podido deducir, quien va a
saldar las deudas de Sareb va a ser, tachán… la altruista Unión Europea.
Menos mal, porque pensé que íbamos a pagar casi todos los españoles. El
Gobierno de España sólo tiene que solicitar el rescate a la Unión
Europea y, a través del FROB (Fondo de Re-estructuración Bancaria
Ordenada) repartir los fondos necesarios entre las entidades con
problemas.
Así da gusto. El Gobierno español sólo
tiene que retocar un poco los Presupuestos Generales del Estado de los
próximos 15, 20 , 30,..años en la aplicación más grande de los mismos
que es el pago de la deuda pública, partida presupuestaria emanada de
los impuestos de los españoles que los pagan. ¡Ah! ¿Pero al final
pagamos casi todos?
Pero no se preocupen, una vez que se
hayan vendido los activos “tóxicos”, Sareb será privatizado en favor de
uno de los pocos bancos que superarán la fase de fusiones (a un módico
precio, obviamente) y las arcas del Estado se desharán de carga tan
pesada.
Para gestionar Sareb, el Gobierno se
gastará, además, la módica cantidad de 2 millones de euros anuales en
salarios para directivos (no sé porqué intuyo que, aunque sean los más
bajos del mercado, recaerán en viejos conocidos).
Redondo… para unos pocos… curiosamente los de siempre.
Este cortijo se llamará Taifa de Sareb,
pero podemos evitar que nazca permitiendo que los bancos en quiebra
técnica, como empresas privadas que son, quiebren. Otro tema es la
responsabilidad del Estado en estas quiebras por las leyes de
bancarización y por las normas promotoras de la especulación promovidas
por los gobiernos Aznar y Zapatero.
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