La ofensiva contra la forma en la que las entidades bancarias tratan a la gente que no puede pagar sus hipotecas,
lejos de remitir, se ha incrementado este miércoles. A la acampada
que, desde hace nueve días, mantienen en la puerta de la sede central
de Bankia –entidad nacionalizada y que ya ha recibido 4.500 millones de euros de dinero público–
un grupo de personas afectadas por los préstamos hipotecarios que
suscribieron con este banco, se ha unido este miércoles la ocupación de
dos sucursales del centro de Madrid, una de Bankia y otra de Banesto.
En esta última, todavía permanecen encerradas un grupo de personas.
Los
miembros de la plataforma y ciudadanos que han decidido solidarizarse
con ellos han permanecido durante algo más de una hora en la oficina de
Bankia, situada en la Gran Vía, y sólo han salido cuando han tenido el
"compromiso" del banco de que "agilizará" los trámites de las
peticiones de dación en pago y alquiler social ya cursadas por varios
afectados. La treintena de personas que ocuparon la sucursal fueron
apoyadas desde el exterior por otras tantas, vigiladas por varios
agentes de la Unidad de Intervención Policial, los llamados
antidisturbios.
Manuel San Pastor, abogado de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca (PAH), ha explicado a Público que, entre sus
demandas, también está la petición de que durante el próximo mes no se
lleve a cabo ningún desahucio.
Fuentes de Bankia, por su parte,
aseguran que la entidad siempre tiene una "posición negociadora" y que
analiza "caso por caso" cuál es la mejor solución para los clientes
independientemente de las "manifestaciones o peticiones conjuntas".
Asimismo, señalan que el banco ha llevado a cabo 80.000 renegociaciones
de préstamos hipotecarios y que se han facilitado algunos alquileres
especiales.
Por otro lado, las familias que llevan nueve días
acampadas en las puertas de la sede central de Bankia, han decidido
permanecer en ese lugar "de forma indefinida" hasta que la entidad dé
una solución a las peticiones que ya han cursado de dación en pagoy
alquiler social.
Olga Velasco, de origen ecuatoriano, es una de
esas personas que lleva nueve noches durmiendo a la intemperie para
reclamar a Bankia un alquiler social que no le haga verse en la calle
tras el tecer intento de desahucio que, asegura, está "a punto de
llegar". Con un vaso de leche caliente que unos vecinos habían bajado en
un termo a los acampados, Velasco intentaba en la mañana de este
miércoles entrar en calor ante las bajas temperaturas que se están
registrando en la capital en los últimos días. Cuando la crisis todavía
era una posibilidad remota, Velasco –que trabajaba cuidando a personas
mayores por horas– y su marido –empleado en una empresa de mudanza–
contrataron una hipoteca con Bankia por valor de 268.000 euros.
"No
teníamos avales ni empleos fijos, pero me dieron el préstamo en 15
días", asegura. Tras tres años pagando una cuota mensual que empezó en
700 euros y acabó en 1.750, su marido y ella se quedaron en paro y su
casa ya no había ingresos con los que hacer frente a los pagos. Después
de haber invertido en su piso los ahorros de sus 14 años en España,
Velasco está dipuesta a deshacerse de esa vivienda a cambio de un
alquiler social y de no arrastrar "de por vida" una deuda de miles de
euros que, asegura, aboca a ella y a su familia a la pobreza "más
absoluta".
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