La sucesión de decisiones, leyes, decretos, declaraciones,
iniciativas, políticas, acciones, gestos, etc. que están produciéndose
en nuestro país están alcanzando límites que pocos podían imaginar hace
apenas unos años. Sin embargo no debe sorprendernos si atendemos a la
realidad de un sistema económico que se desmorona, un modelo de Estado
en descomposición, un sistema político absolutamente desacreditado y
unas instituciones incapaces de cumplir siquiera el cometido para el que
fueron creadas. Es en estas circunstancias – cuando la debilidad de un
sistema alcanza su cota más alta – el momento en el que los gobernantes
recurren a la represión, a la persecución de ideas y personas, y la
amenaza contra quienes osen a cuestionar y poner en evidencia al régimen
moribundo.
Como ha sucedido numerosas veces a lo largo de la historia, cuando
los de abajo sufren como nunca el abuso y la explotación de los de
arriba, las ideas justas atruenan con fuerza en el pueblo, que las
escucha y las difunde. Es entonces cuando los poderosos empiezan a
temblar y desentierran las banderas para que nada más que eso pueda
verse. Resucitan fantasmas pasados, reviven amenazas invisibles,
protegen a criminales de Estado y elaboran leyes contra los hombres y
mujeres justos que los combaten.
Esa es la España de 2012. Los criminales que han conducido a millones
de familias al abismo siguen obteniendo beneficios millonarios y
poniendo el dinero que han robado al pueblo en un lugar seguro. Los
canallas que han amasado fortunas a costa de la desesperación, el
sacrificio e incluso la muerte del pueblo son amnistiados mientras éste
pierde el derecho hasta de rebuscar comida en la basura.
Mientras tanto, los indignos e ilegítimos gobernantes pero dignos
representantes de la oligarquía económica y financiera, tratan de
enfrentar entre sí a aquellos que unidos serían imbatibles. Entonces
aparecen individuos – enemigos del pueblo y amigos de la gran burguesía –
como Mas y Rajoy, aparentemente tan enfrentados, pero en la práctica
tan cerca. Ambos representan lo mismo, ambos defienden a los mismos, y
ambos utilizan los mismos métodos de propaganda y represión; sólo hay
que ver las órdenes que reciben sus cuerpos represivos (Mossos
d´Esquadra en Catalunya y UIPs en el resto de España) y las políticas
económicas y sociales que desarrollan ambos gobiernos.
El salvaje e impune comportamiento de los antidisturbios en Madrid el
25S, la persecución de los manifestantes y organizadores pacíficos como
si de terroristas se tratase, las acusaciones contra ellos más propias
del régimen franquista que de un supuesto estado democrático. Pero todo
es mentira, la simulación de democracia ha durado mientras había dinero
suficiente en las arcas públicas para seguir robando sin que la gente
protestara, pero ahora el dinero está en bolsillos amigos donde los
gobernantes no se atreverán a meter la mano.
Y empiezan a elaborarse leyes y a desarrollarse políticas de corte
totalitario. Desde el peligrosísimo y populista Código Penal hasta leyes
tan iniciativas como la conocida este 12 de Octubre de que el Gobierno
de la Generalitat Valenciana pretende quitar las ayudas a los partidos,
sindicatos y entidades que usen “País Valencià” en sus siglas e incluso
invalidará los escritos firmados con esta denominación. Este es,
evidentemente, un nuevo intento de enfrentar a las clases populares con
la cuestión nacional, y siempre con la mirada puesta en que el pueblo no
se una para no dejar piedra sobre piedra de éste sistema criminal y no
deje impune a ni uno solo de sus verdugos.
La cosa no mejorará pronto, y quizá antes de que nos demos cuenta tú
que lees esto y yo que lo escribo seamos ilegales, porque la historia ha
demostrado que cuando las leyes son injustas, los justos se convierten
en ilegales.
“En la justicia no cabe demora: y el que dilata su cumplimiento, la vuelve contra sí”
JOSÉ MARTÍ
JOSÉ MARTÍ
JAVIER PARRA
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