domingo, 28 de octubre de 2012

Cuando las leyes son injustas, los justos se convierten en ilegales.

La sucesión de decisiones, leyes, decretos, declaraciones, iniciativas, políticas, acciones, gestos, etc. que están produciéndose en nuestro país están alcanzando límites que pocos podían imaginar hace apenas unos años. Sin embargo no debe sorprendernos si atendemos a la realidad de un sistema económico que se desmorona, un modelo de Estado en descomposición, un sistema político absolutamente desacreditado y unas instituciones incapaces de cumplir siquiera el cometido para el que fueron creadas. Es en estas circunstancias – cuando la debilidad de un sistema alcanza su cota más alta –  el momento en el que los gobernantes recurren a la represión, a la persecución de ideas y personas, y la amenaza contra quienes osen a cuestionar y poner en evidencia al régimen moribundo.


Como ha sucedido numerosas veces a lo largo de la historia, cuando los de abajo sufren como nunca el abuso y la explotación de los de arriba, las ideas justas atruenan con fuerza en el pueblo, que las escucha y las difunde. Es entonces cuando los poderosos empiezan a temblar y desentierran las banderas para que nada más que eso pueda verse. Resucitan fantasmas pasados, reviven amenazas invisibles, protegen a criminales de Estado y elaboran leyes contra los hombres y mujeres justos que los combaten.

Esa es la España de 2012. Los criminales que han conducido a millones de familias al abismo siguen obteniendo beneficios millonarios y poniendo el dinero que han robado al pueblo en un lugar seguro. Los canallas que han amasado fortunas a costa de la desesperación, el sacrificio e incluso la muerte del pueblo son amnistiados mientras éste pierde el derecho hasta de rebuscar comida en la basura.

Mientras tanto, los indignos e ilegítimos gobernantes pero dignos representantes de la oligarquía económica y financiera, tratan de enfrentar entre sí a aquellos que unidos serían imbatibles. Entonces aparecen individuos – enemigos del pueblo y amigos de la gran burguesía – como Mas y Rajoy, aparentemente tan enfrentados, pero en la práctica tan cerca. Ambos representan lo mismo, ambos defienden a los mismos, y ambos utilizan los mismos métodos de propaganda y represión; sólo hay que ver las órdenes que reciben sus cuerpos represivos (Mossos d´Esquadra en Catalunya y UIPs en el resto de España) y las políticas económicas y sociales que desarrollan ambos gobiernos.

El salvaje e impune comportamiento de los antidisturbios en Madrid el 25S, la persecución de los manifestantes y organizadores pacíficos como si de terroristas se tratase, las acusaciones contra ellos más propias del régimen franquista que de un supuesto estado democrático. Pero todo es mentira, la simulación de democracia ha durado mientras había dinero suficiente en las arcas públicas para seguir robando sin que la gente protestara, pero ahora el dinero está en bolsillos amigos donde los gobernantes no se atreverán a meter la mano.

Y empiezan a elaborarse leyes y a desarrollarse políticas de corte totalitario. Desde el peligrosísimo y populista Código Penal hasta leyes tan iniciativas como la conocida este 12 de Octubre de que el Gobierno de la Generalitat Valenciana pretende quitar las ayudas a los partidos, sindicatos  y entidades que usen “País Valencià” en sus siglas e incluso invalidará los escritos firmados con esta denominación. Este es, evidentemente, un nuevo intento de enfrentar a las clases populares con la cuestión nacional, y siempre con la mirada puesta en que el pueblo no se una para no dejar piedra sobre piedra de éste sistema criminal y no deje impune a ni uno solo de sus verdugos.

La cosa no mejorará pronto, y quizá antes de que nos demos cuenta tú que lees esto y yo que lo escribo seamos ilegales, porque la historia ha demostrado que cuando las leyes son injustas, los justos se convierten en ilegales.


 “En la justicia no cabe demora: y el que dilata su cumplimiento, la vuelve contra sí”
JOSÉ MARTÍ


JAVIER PARRA

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