Si el lamentable desfile de mascotas europeas –o lo que el analista Chrys Floyd apodó deliciosamente Euromascotas– entendiera algo de cultura persa, habría sabido que las consecuencias de su declaración de guerra económica en forma de un embargo del petróleo iraní serían realmente heavy metal.
Mejor todavía: metal letal. El Majlis (parlamento iraní) discutirá este domingo, en una sesión abierta, si cancelar de inmediato todas las exportaciones de petróleo a todo país europeo que apoyó el embargo, según Emad Hosseini, relator del Comité de Energía del Majlis. Y eso llega con la necesaria advertencia apocalíptica, transmitida a través de la agencia noticiosa Fars, por cortesía del miembro del parlamento Nasser Soudani: “Europa arderá en el fuego de los pozos petroleros de Irán”.
Soudani expresa los puntos de vista de todo el establishment de Teherán cuando dice que “la estructura de sus refinerías [europeas] es compatible con el petróleo de Irán”, y por lo tanto los europeos no tienen ninguna alternativa de reemplazo; el embargo “causará un aumento en los precios del petróleo y los europeos se verán obligados a comprar petróleo a precios superiores”; es decir, Europa “se verá obligada a comprar petróleo iraní indirectamente y a través de intermediarios”.
Según el paquete de sanciones de la UE, todos los contratos existentes se respetarán solo hasta el 1 de julio y no se permiten nuevos contratos. Ahora imaginad lo que sucederá si esta legislación preventiva iraní se aprueba en los próximos días. Países del Club Med afectados por la crisis como España y especialmente Italia y Grecia sufrirán un golpe mortal, al no tener tiempo para encontrar una posible alternativa al crudo ligero de alta calidad de Irán.
Arabia Saudí –sea cual sea el discurso petrolero en los medios corporativos occidentales– no tiene la capacidad adicional; y además, la prioridad absoluta de la Casa de Saud son altos precios del petróleo, para poder sobornar –además de reprimir– a su propia población a fin de que olvide las nocivas ideas de la Primavera Árabe.
Por lo tanto, así es, las economías europeas que ya están en bancarrota se verán obligadas a seguir comprando petróleo iraní, pero ahora tendrán que comprarlo a los triunfadores predilectos, los buitres intermediarios.
No es sorprendente que los perdedores en estas tácticas de la Guerra Fría aplicadas de modo anacrónico a un mercado abierto global sean los propios europeos. Grecia –que ya se enfrenta al abismo– ha estado comprando petróleo fuertemente rebajado de Irán. Sigue existiendo la posibilidad de que el embargo del petróleo precipite un default de los bonos del gobierno griego –e incluso un catastrófico efecto de cascada en la Eurozona (Irlanda, Portugal, Italia, España – y más allá).
El mundo necesita un Heródoto digital para descifrar cómo esas mascotas europeas que pretenden representar la “civilización” pudieron, de un solo golpe, infligir dolor simultáneo a Grecia –la cuna de la propia civilización occidental– y a Persia – una de las civilizaciones más sofisticadas de la historia-. En una sorprendente repetición de la tragedia, es como si los griegos y los persas se unieran en las Termopilas enfrentando el ataque de los ejércitos de la OTAN.
Empieza la fiesta eurasiática
Comparémoslo con la acción en toda Eurasia. El Ministro de Exteriores ruso Sergey Lavrov dijo: “Las sanciones unilaterales no son eficaces”. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Pekín, aunque con mucho tacto, fue tajante: “Presionar ciegamente e imponer sanciones a Irán no son métodos constructivos”.
El Ministro de Exteriores turco Ahmet Davutoglu dijo: “Tenemos excelentes relaciones con Irán y estamos invirtiendo mucho esfuerzo parala reanudación de las conversaciones de Irán con el grupo de mediadores de los 5+1 (Los Seis de Irán, los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas más Alemania. Turquía seguirá buscando una solución pacífica del problema”.
El miembro del BRICS India –junto a Rusia y China– también descartó las sanciones. India seguirá comprando petróleo iraní y pagando en rupias o en oro. Corea del Sur y Japón inevitablemente sacarán exenciones de las sanciones del gobierno de Barack Obama.
En toda Eurasia el comercio se aleja rápidamente del dólar estadounidense. La Zona Asiática de Exclusión del Dólar también significa de manera crucial que Asia se desconecta lentamente de los bancos occidentales.
El movimiento podrá ser encabezado por China, pero es irreversiblemente transnacional. Una vez más seguid la pista al dinero. Los miembros del BRICS China y Brasil comenzaron a dejar de lado el dólar en el comercio en 2007. Los miembros del BRICS, Rusia y China, hicieron lo mismo en 2010. Japón y China –los dos máximos gigantes asiáticos– hicieron lo mismo recién el pasado mes.
Solo en la última semana, Arabia Saudí y China presentaron un proyecto para una gigantesca refinería de petróleo en el Mar Rojo. E India, más o menos secretamente, está decidiendo el pago de petróleo iraní en oro, incluso pasando por alto al actual intermediario, un banco turco.
Asia quiere un nuevo sistema internacional y trabaja por lograrlo. Las inevitables consecuencias a largo plazo: el dólar estadounidense –y, crucialmente, el petrodólar– se deslizan lentamente hacia la irrelevancia. “Demasiado grande para quebrar” puede que no llegue a ser un imperativ categórico, sino un epitafio
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