miércoles, 9 de noviembre de 2011

Entrevista detenidos/as vivienda digna (I): cuando el Estado de Derecho se tuerce


Hace pocos días se hizo pública la sentencia del caso de las detenidas y detenidos en la sentada por una vivienda digna, celebrada el 21 de mayo de 2006. Sobre la celebración del juicio publicamos una crónica  el pasado cuatro de octubre: http://www.larepublica.es/spip.php?article25147

De los nueve acusados/as, cinco han sido absueltos y cuatro condenados a un año y seis meses de prisión más multas a abonar a  los agentes de policía que realizaron la detención y las costas del juicio.
Hemos entrevistado a una de las personas que han sido absueltas, C.C.S. Le hemos pedido su valoración por todo lo vivido: la detención, la larga espera por el juicio y las medidas cautelares, el juicio y la sentencia.

Nos ha comentado lo siguiente:
Fueron las primeras detenciones (en relación con las sentadas y protestas por una vivienda digna) que no se resolvieron de forma rápida y con una sanción administrativa, sino que se llevaron por la vía penal. No hubo apenas violencia contra la Policía, pero en cambio sí que hubo mucha represión policial, y por tanto las acusaciones contra estos jóvenes pudieron tener un doble motivo: enmascarar o desviar la atención en relación al uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía, y también intentar cortar de raíz el que era cada vez más numeroso (y mediático) movimiento reivindicativo frente a la especulación inmobiliaria. -Sobre este aspecto debemos recordar que dicho movimiento se ha integrado perfectamente en el originado tras el famoso 15 de mayo. Y en cambio la burbuja inmobiliaria ha explotado y ha producido una grave crisis económica en España, con las tasas de desempleo más altas de la Unión Europea, más del 20% de la población activa, y más del 43% en el ámbito juvenil (16-26 años).- Para CCS las detenciones fueron aleatorias, pero no aisladas, es decir que obedecen a unos parámetros generalizados o establecidos previamente.

Después de ser arrestadas/os, son llevadas/os a los calabozos, que se encuentran en unas condiciones higiénicas lamentables, con restos de heces en paredes y mantas -algo que vienen refiriendo distintos testimonios de personas detenidas en Madrid desde hace años, y para lo que no se pone remedio por parte de los responsables de la Administración pública-.

Posteriormente llegan las acusaciones con peticiones de penas de cinco y seis años de cárcel, a las que se añaden medidas cautelares como el hecho de tener que presentarse periódicamente en el juzgado para firmar. Esto afecta a CCS en el ámbito familiar, social y laboral. En algunos momentos esta mujer joven sufrirá incomprensión por parte de personas de su círculo social.

Pero además tendrá la obligación de presentarse regularmente en un juzgado, algo que le hará percibir de forma directa y rotunda “el lado represivo del Estado”, como por ejemplo ser tratada con desprecio y violencia verbal (impune) por funcionarios/as de la Administración de Justicia, hacer cola para firmar junto a hombres que han maltratado a su pareja. Esta situación le hará sentir una gran pérdida de dignidad, y sentir que “alguien decide por tu futuro arbitrariamente”.

En relación al juicio, celebrado cinco años y cinco meses después de ser detenida, CCS nos comenta que para ella ha sido “una farsa, un circo, algo surrealista”. No había pruebas, los agentes de policía, que declararon como testigos, hablaron antes de entrar en la sala, acordaron lo que iban a declarar, e iban identificando a las acusadas y acusados según iban siendo citados para entrar en la sala. Esto es algo que incluso puso de manifiesto al juez uno de los abogados defensores en una de sus intervenciones, pero, y como también opina CCS, el juez “no parecía tener en cuenta lo que se decía en el juicio a favor de los acusados, y por tanto no parecía tener ninguna influencia”. Nuestra entrevistada también añade algo que observamos las personas allí presentes, que el juez manifestaba una clara desidia (reflejada en su rostro) y un gran interés por terminar pronto, así lo manifestó públicamennte, además miraba su reloj con demasiada frecuencia.

Pero más grave aún era que dicho juez daba muestras de imparcialidad e incluso intervenía para orientar a los policías en sus respuestas, especialmente cuando alguno de ellos caía en fuertes contradicciones, al ser interrogado por alguno de los abogados defensores.

Sobre la sentencia, en la que CCS ha sido absuelta, nos dice que ha sido un “alivio amargo”. Satisfecha por un lado porque se han retirado las imputaciones contra ella, pero triste por los años de incertidumbre y angustia vividos “¿quién me devuelve los cinco años de medidas cautelares?”, y triste también por las sentencias a varios de los compañeros. Casi todos ellos y ellas no se conocían con anterioridad a las detenciones, pero después se mantuvieron en contacto para darse apoyo mutuo y organizar la defensa de su caso. A esto se sumaron personas allegadas.

Ella está segura de que no podían ser absueltos/as todos ellos/as por aquello del “castigo ejemplar” pero tampoco todos/as condenados/as porque hubiera sido un escándalo mediático. Por otra parte también opina que “ya hemos sido castigados” por los cinco años de espera. “Esto debería indignarle a todo el mundo”.

-Mientras esperabas el juicio ¿no era conveniente que asistieras a manifestaciones? ¿has asistido a alguna?
- No, no era conveniente que participara en manifestaciones desde que fui detenida, sobretodo en todo aquello que no estuviera legalizado.
-¿Te ha condicionado (y cómo) lo sucedido todos estos años a la hora de sumarte a acciones reivindicativas en la calle?
- Sí, he asistido a muchísimas manifestaciones en todo este tiempo, pero siempre teniendo muchísimo cuidado y no he ido a concentraciones u otras acciones que no estuvieran legalizadas, siempre he intentado cubrirme las espaldas todo lo posible. Pero si vas a una manifestación legalizada que transcurre de forma normal, no tiene por qué pasar nada malo.
- Me ha condicionado mucho todo esto porque debido a la detención, no he podido participar en ningún tipo de acción reivindicativa, ya que normalmente, no son legalizadas. Y ha sido un handicap porque yo era siempre la que “tenía que tener cuidado” o “se tenía que quedar en casa”.

CCS afirma que nunca creyó demasiado en lo que se ha venido en llamar Estado de Derecho, ni tampoco que el sistema político en el que vivimos sea “el menos malo”. Tampoco piensa que el problema sea un juez o un policía en concreto, sino el sistema en sí mismo y los elementos que lo componen: medios de comunicación, aparato policial, aparato judicial, etc.

Ella sostiene que “se premia o no se castiga a quienes sostienen la estructura de poder y se castiga a quien protesta”.

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