viernes, 3 de agosto de 2012

La expatriación de cooperantes españoles en el Sáhara: manipulación e intereses.


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La conexión personal estre españoles y saharauis. Eso es lo que se quiere evitar. Fotos como esta.






Avisa el ministro de Exteriores de España que los cooperantes españoles desplazados en misión humanitaria en la región argelina de Tinduf, donde se encuentran desde hace mas de treinta años los campamentos de refugiados saharauis, pueden sufrir agresiones y secuestros debido a las posibles consecuencias de una intervención militar internacional en el norte de Mali. En consideración a ese criterio y a otros del mismo estilo se ha ordenado la expatriación de los profesionales de las organizaciones con misiones permanentes en el territorio.
Con ese mismo argumento se deberían estar ordenando expatriaciones en toda la región del Sahel y posiblemente en el conjunto de las regiones norteafricanas. Hablamos del mismo Mali, de Burkina Faso, de Chad, de Senegal, Mauritania, Níger, Argelia, zonas ocupadas del Sáhara Occidental y Marruecos. Y posiblemente Libia y Túnez. A todos esos territorios llega el posible impacto de un conflicto militar abierto que pretenda restituir a favor del estado maliense la región del Azawad ocupada y gobernada hoy por una extraña coalición formada por militantes nacionalistas de etnia tuareg-MNLA- e islamistas radicales de diferentes orígenes entre los cuales destacarían minorías tuaregs- Ansar el Din- y árabes organizadas en torno a diferentes grupos entre los cuales destacaría la presencia del AQMI- sección norteafricana de Al Qaeda- así como un confuso movimiento denominado MUJAO, supuestamente autor del secuestro de los cooperantes españoles que recientemente ha tenido su final feliz.
Que la expatriación haya empezado por el territorio ocupado por la población saharaui refugiada que dista 2.000 kilómetros de la zona de conflicto y que además tiene dos perímetros de seguridad formados por la propia autoridad argelina y la saharaui tiene que tener un significado propio. No es Tinduf la zona en la que se encuentran mas dispositivos logísticos formados y dirigidos necesariamente por cooperantes extranjeros. Mauritania, Burkina Faso, Níger y Marruecos están en ese sentido mas poblados de personal cooperante. Las autoridades y el pueblo saharauis llevan más de treinta años organizados de tal forma que su nivel de dependencia del factor “humano” de la cooperación internacional es realmente muy bajo. Sin embargo su capacidad de crear lazos y espacios de encuentro “humanos” directos con la población española y de otras nacionalidades es proverbial. Esa es la razón fundamental de promover la expatriación de Tinduf de los cooperantes. Lo que se pretende es restringir, y no diré que necesariamente sin razones, la presencia de civiles en los campamentos de refugiados. La presencia de esos civiles que no van con el ánimo de quedarse como cooperantes sino con la visión de hacer llegar mediante su presencia física un soplo de la múltiple solidaridad con los saharauis. De esos civiles que acuden para visitar a los niños que han formado parte de su familia en las campañas de veraneo. De esos civiles que aportan pequeños esfuerzos solidarios y contributivos de ayuda humanitaria recabada en comunidades vecinales, en barriadas y empresas fuera de los circuitos de las mismas ONG´s.
Si el Ministerio de Asuntos Exteriores hubiera creído necesario lanzar un aviso diplomático a esos viajeros lo hubiera hecho por la vía tradicional por la que se hacen esas cosas. Publicando y publicitando avisos en los medios de comunicación. Al dar a la movida ese aire dramático de los aviones militares se pretende crear un estado de ánimo brutalmente amenazador para alguien más que los cooperantes. Los cooperantes y los organismos públicos y privados están al cabo de la calle de estas movidas y no necesitan expatriaciones de este estilo teatrero.
Sobre el fondo del asunto: la posible operación militar en el norte de Mali. No parece que esté en marcha ninguna operación de forma inmediata. Los países de la región, dejando de lado a los malienses que están viviendo una crisis institucional brutal que les deja poco margen de maniobra por sus propios medios y, posiblemente, de Níger, no se muestran partidarios de la acción militar. Eso es algo que la diplomacia francesa tiene claro en ese momento. Argelia, Senegal. Mauritania y Burkina Faso han manifestado su voluntad de contribuir a un proceso de negociación entre las autoridades de Mali y los  nuevos gobernantes de la región del Azawad. Por lo tanto el confuso mensaje de una inmediata intervención militar exterior en el conflicto no resulta creíble.
El otro argumento utilizado por Margallo es el de la existencia de grupos mafiosos residentes en el territorio de Tinduf- se entiende que de origen saharaui- que estarían siendo subcontratados por las fuerzas salafistas enclavadas en los bastiones liberados del norte de Mali para proceder al secuestro y la extorsión de los occidentales que visitan los campamentos de Tinduf. Este argumento es verdaderamente vomitivo. Si el mensaje cuela se viene a acreditar que la situación de los campamentos está totalmente fuera de control y que las autoridades saharauis no se enteran de nada. No solo eso, sino que los propios saharauis, que durante tantos años han dado prueba de su madurez, de su espíritu de resistencia y de su capacidad de organización están tan desesperados como para ser fáciles cómplices de esos movimientos mafiosos o cuando menos de asistir inermes a la presencia creciente de bandas mafiosas en su propio entorno familiar. Para cualquiera que tenga un mínimo conocimiento de la vida de los saharauis no se le puede escapar que estos argumentos son viles, engañosos y dan credibilidad a la propaganda extendida por la inteligencia marroquí desde hace ya mucho tiempo sobre la anarquía en los territorios gobernados por las instituciones democráticas saharauis.
Como es imposible concluir que el ministerio ignore todos estos argumentos solo cabe sospechar que la medida de la expatriación responde a parámetros directamente vinculados con la raíz del conflicto. Es una forma de asociarse, una vez mas y ya son innumerables, a la acción propagandística marroquí con la pretensión de asestar un golpe, un profundo golpe, al movimiento de solidaridad español con el pueblo saharaui. Un movimiento que va más allá de las ONG,s, más allá de la vinculación de medio centenar de cooperantes. Se pretende inocular el miedo entre los miles de amigos del pueblo saharaui que han ido creciendo en número y en capacidad de lucha y sacrificio a lo largo de los muchos años de existencia del conflicto. La existencia y la potencia de ese movimiento ha sido siempre el factor que ha amenazado el idilio político entre los partidos gobernantes sucesivos de España y el reino de Marruecos. Ha sido siempre el elemento diferencial que ha puesto en cuestión el statu quo que muchos han pretendido erigir como razón de estado. La presencia constante, la vigilancia permanente  de los amigos del Sáhara han evitado en muchas ocasiones echar el cierre al dossier del Sáhara Occidental. Eso es lo que se quiere destruir con esta y con otras acciones disfrazadas de diplomacia y de defensa de los intereses españoles.
Un movimiento popular que tendrá que aprender la lección y gestionar de forma racional sus recursos. Es la hora de promover mas que nunca la presencia humana en los territorios saharauis. Los ocupados y los de Tinduf, y de no caer en las provocaciones de gentes que pretenden desarrollar sus propios negocios con Marruecos como argumento central de sus acciones. Algún listo ha captado que es la hora de volver a los grandes negocios hispano marroquíes y ganar por la mano a los franceses. En promover esa estúpida idea son maestros los amigos del majzén. Y caer en la trampa muy propio de algunos incautos y/o espabilados de la política española de derechas y de izquierdas. Total: ellos en cualquier caso ganan: siempre tendrán una parcelita o un chalecito para el fin de sus carreras.

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