"Milagroso", "heroico", "histórico", "hermoso", "inolvidable"... Estos son algunos de los calificativos que recibió el Mirandés por una actuación en la Copa del Rey que invita a pensar que en el fútbol todavía hay lugar para el romanticismo.
Miranda de Ebro, fría localidad del norte cercana a 40.000 habitantes, amaneció ayer más orgullosa que nunca de su equipo de fútbol tras verle instalado en las semifinales de la Copa tras de ganar 2-1 al Espanyol en el último minuto.
Acostumbrada a vivir en el anonimato, Miranda de Ebro fue noticia hace cinco años al conocerse un informe que situaba a la ciudad en el segundo lugar del consumo de cocaína por habitante, sólo superada por Nueva York. Pero ahora sus habitantes tienen un motivo más festivo para sentirse señalados por todo el mundo.
Porque el Mirandés, equipo de la Segunda División B, está escribiendo una de las páginas más memorables de la historia del fútbol español. Con sólo 1,2 millones de euros de presupuesto, ha hecho frente y eliminado a equipos que multiplican su presupuesto en decenas.
Y no sólo lo está logrando haciendo honor a su alias de jabato, una especie de jabalí caracterizado por su bravura y valentía. Más que eso, lo está haciendo con un gran fútbol. "Eso es lo que más me llena, que la gente sepa ver que jugamos muy bien", aseguró su presidente, Ramiro Revuelta.
El carácter "familiar" del club se ve reflejado en el hecho de que jugará la semifinal en su pequeño estadio de Anduva, de 5.000 localidades, renunciando a acudir a un estadio más grande y a una mayor recaudación. "Es un premio para la afición, aquella que viene cada domingo. Se lo merecen", añade el presidente, a las puertas de cuyo estadio, el "pequeño Anfield", se puede leer "Esto es Anduva".
El mandatario del Mirandés también recuerda el sacrificio que tiene que hacer el plantel cada día, con varios jugadores que compaginan trabajos en oficinas o talleres por la mañana con la práctica del fútbol por la noche.
Uno de estos futbolistas con historia singular es Pablo Infante, el jugador más conocido del equipo por su calidad. Siendo un media punta, es el máximo goleador de la Copa del Rey, con ocho goles, los mismos que la pasada temporada lograron en el torneo cracks como Messi y Cristiano Ronaldo.
Pablo Infante acude cada mañana a su oficina de una sucursal bancaria y por la tarde entrena. Durante cada visita en Copa, se ve obligado a viajar de vuelta en coche particular de madrugada, al acabar el partido, para poder llegar a tiempo al despacho al día siguiente.
Este es el sueño del Mirandés y de una ciudad que, como tantas otras de carácter industrial, se vio terriblemente golpeada por la crisis y el desempleo. Ahora sus habitantes tienen ahora muchas cosas que celebrar. Por ejemplo, que toda España es hoy hincha del romántico Mirandés.
Miranda de Ebro, fría localidad del norte cercana a 40.000 habitantes, amaneció ayer más orgullosa que nunca de su equipo de fútbol tras verle instalado en las semifinales de la Copa tras de ganar 2-1 al Espanyol en el último minuto.
Acostumbrada a vivir en el anonimato, Miranda de Ebro fue noticia hace cinco años al conocerse un informe que situaba a la ciudad en el segundo lugar del consumo de cocaína por habitante, sólo superada por Nueva York. Pero ahora sus habitantes tienen un motivo más festivo para sentirse señalados por todo el mundo.
Porque el Mirandés, equipo de la Segunda División B, está escribiendo una de las páginas más memorables de la historia del fútbol español. Con sólo 1,2 millones de euros de presupuesto, ha hecho frente y eliminado a equipos que multiplican su presupuesto en decenas.
Y no sólo lo está logrando haciendo honor a su alias de jabato, una especie de jabalí caracterizado por su bravura y valentía. Más que eso, lo está haciendo con un gran fútbol. "Eso es lo que más me llena, que la gente sepa ver que jugamos muy bien", aseguró su presidente, Ramiro Revuelta.
El carácter "familiar" del club se ve reflejado en el hecho de que jugará la semifinal en su pequeño estadio de Anduva, de 5.000 localidades, renunciando a acudir a un estadio más grande y a una mayor recaudación. "Es un premio para la afición, aquella que viene cada domingo. Se lo merecen", añade el presidente, a las puertas de cuyo estadio, el "pequeño Anfield", se puede leer "Esto es Anduva".
El mandatario del Mirandés también recuerda el sacrificio que tiene que hacer el plantel cada día, con varios jugadores que compaginan trabajos en oficinas o talleres por la mañana con la práctica del fútbol por la noche.
Uno de estos futbolistas con historia singular es Pablo Infante, el jugador más conocido del equipo por su calidad. Siendo un media punta, es el máximo goleador de la Copa del Rey, con ocho goles, los mismos que la pasada temporada lograron en el torneo cracks como Messi y Cristiano Ronaldo.
Pablo Infante acude cada mañana a su oficina de una sucursal bancaria y por la tarde entrena. Durante cada visita en Copa, se ve obligado a viajar de vuelta en coche particular de madrugada, al acabar el partido, para poder llegar a tiempo al despacho al día siguiente.
Este es el sueño del Mirandés y de una ciudad que, como tantas otras de carácter industrial, se vio terriblemente golpeada por la crisis y el desempleo. Ahora sus habitantes tienen ahora muchas cosas que celebrar. Por ejemplo, que toda España es hoy hincha del romántico Mirandés.
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