sábado, 29 de diciembre de 2012

2012: Un año de recortes y de luchas sociales.

Este 2012 ha sido un año donde se han sido aplicando toda una serie de medidas regresivas en los derechos sociales, laborales y democráticos. Así, tenemos que en este periodo de shock en el que se encuentra la mayoría de la población, por las carencias y necesidades que sufre, los poderes financieros y empresariales imponen a gran velocidad a través de sus gobiernos un programa de destrucción sistemática de los servicios públicos y de los derechos laborales que, al menos, aseguraban un mínimo de protección social. 


Durante todo el año, tanto a nivel estatal como autonómico, han sido impuestas en base a decretos-leyes y otras normativas una serie de políticas públicas para controlar el déficit y pagar la deuda. Una deuda pública que se ha incrementado por la socialización de las pérdidas del sector privado, sobre todo del bancario, y por unos intereses altísimos que el mismo sector bancario aplica a la administración pública. En este sentido hace falta una auditoría de la deuda y no pagar la deuda ilegítima. Pero, volviendo a las medidas para “superar” la crisis y reducir el déficit, estas han seguido las clásicas fórmulas de una posición ideológica muy concreta, la neoliberal: recortar en el gasto público y en el gasto público social; aumentar la recaudación mediante una reforma fiscal regresiva que sube los gravámenes generales, pero evitando impuestos especiales a las grandes riquezas o a las transacciones especulativas; flexibilizar y precarizar el mercado laboral; abrir la puerta a privatizar los pilares del estado de bienestar (sistemas de pensiones, educación, sanidad, servicios sociales, etc.); y continuación de la desregulación de los mercados financieros.

Estas medidas impuestas contra la voluntad de la mayoría de la sociedad y que no estaban en ningún programa electoral conforman un plan de ajustamiento estructural que redistribuye la riqueza desde el mundo del trabajo hacia el capital, haciendo pagar así los costes de la crisis a las clases populares y trabajadoras, y beneficiando a una clase social muy concreta y minoritaria.

Así pues, durante todo el 2012 estas reformas han supuesto la eliminación de derechos laborales y sindicales y el abaratamiento del despido (1), la imposición del repago sanitario, el desmantelamiento progresivo de la enseñanza, la sanidad pública y los servicios sociales, la entrega a la banca de recursos financieros públicos a través del primer rescate (2), la concesión para los defraudadores de una amnistía fiscal, el aumento del IVA y de las tasas judiciales. Todo esto acompañado de un aumento de la coartación de la pluralidad informativa y de la profundización en la criminalización de los movimientos sociales y de la contestación popular.

Como consecuencia de estas medidas cerraremos este año 2012 con un paro del 25% (3) de la población (casi 6 millones de personas paradas), con más de dos millones de parados registrados que no reciben ninguna prestación o subsidio de desocupación, con más del 50% de jóvenes menores de 25 años sin trabajo, con un 22% de personas bajo el umbral de la pobreza y un 25% en situación de riesgo (4), con cerca de 180.000 desahucios y con unos servicios públicos con miles de profesionales y recursos menos.

Pero también este 2012 ha sido un año donde las resistencias a estos brutales ataques se han ido incrementando y coordinando. Así pues, durante el 2012 las luchas sociales se han dado sectorialmente con las diferentes mareas en defensa de los derechos públicos, pero también han confluido en movilizaciones generales como las dos últimas huelgas generales. Respecto a estas últimas hay que decir que han sido mucho más importantes que la del 2010, a pesar de que no han paralizado del todo el Estado sí que lo han movilizado y han elevado el nivel de conciencia y de la necesidad de la lucha social para revertir los recortes y superar este injusta situación. Así mismo, no hay que olvidar que en este año se llevó a cabo la constante y contundente lucha por los derechos laborales que nos ofrecieron los mineros y sus familias, así como las movilizaciones multitudinarias como la del 15S. También en este año se ha abierto en Cataluña una puerta para hacer realidad el derecho a la autodeterminación después de una manifestación histórica con más de un millón y medio de personas. También 2012 ha sido el año de la primavera valenciana dónde miles de personas hacían frente a la represión que sufrieron los y las jóvenes estudiantes valencianos.

Tampoco nos podemos olvidar del aniversario del 15M donde volvieron a haber ocupaciones de las plazas o de las caceroladas frente a la Caixa y otros bancos o de las manifestaciones frente al Congreso de miles de personas convocadas por la coordinadora 25S para exigir una democracia real, a la vez que para mostrar la repulsa a unos presupuestos antisociales. Así mismo, 2012 también ha sido el año en que el 15M ha llevado a juicio a Rodrigo Rato y donde las diversas Plataformas de Afectados por la Hipoteca y los movimientos vecinales han conseguido parar centenares de desahucios. Todo esto demuestra que si se lucha se puede.

Es por eso que, todo y los brutales ataques de los poderes económicos y financieros llevados a cabo por sus gobiernos títeres, tenemos que plantar cara y dar una respuesta todavía más contundente, son ellos o nosotros. No tenemos que tener miedo porque es lo que quieren, que nos callemos y nos quedemos en casa. ¡Pues no! Hay que organizarse y tomar partido, nadie ha dicho que sería fácil más bien al contrario ya que tal vez nos pasen por encima, pero si no hacemos nada, si no luchamos ya estamos perdidos. Es por dignidad.

Ahora hace falta pues para el 2013 continuar haciendo mucha pedagogía política a pie de calle para que las clases populares tomen conciencia de la situación actual y se impliquen en los procesos de transformación radical de la sociedad, así como impulsar un proceso de movilización sostenido en el tiempo lo más masivo posible. Finalmente comentar que además de estas luchas en la calle hay la necesidad de organizarse en cada barrio y en cada centro de trabajo a la vez que, allá donde se pueda, utilizar las instituciones parlamentarías de altavoz del malestar de la población y de las alternativas que tenemos.

Blog del autor: http://jgellida.blogspot.com/

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