La risotada y el barullo inundó de inmediato el hemiciclo. La
oposición no daba crédito a la afirmación que acababa de hacer Cristóbal
Montoro en su defensa ante el pleno de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2013.
Con total desparpajo, y buscando combatir un argumento ya muy escuchado
por boca de todos los grupos, aseguró que las cuentas del año próximo
son "las más sociales de la historia de la democracia española".
"Las más sociales", enfatizó, mientras la bancada del PP le cubría de
aplausos para intentar tapar el rumor del salón de plenos. Tan sonoro se
hizo el malestar que tuvo que interrumpir su intervención unos
momentos. Para apuntalar su argumento, el ministro de Hacienda sostuvo
que "de cada 100 euros presupuestados, 63 se dedican a gasto social".
Montoro provocó el titular, pero manipuló las cifras. Y es fácil descubrirlo. Basta con ir a los libros amarillos de los PGE de 2012 y 2013,
los documentos que resumen las principales partidas del proyecto del
Gobierno cada año. Montoro no tomó como referencia el volumen total de
las cuentas para el año próximo, sino lo que quedará en las arcas del
Estado tras pagar 38.589,55 millones de euros en concepto del pago de
intereses de la deuda pública.
Hasta ahora, siempre se incluía en
el cuadro resumen de las políticas de gasto el monto de la deuda
soberana. En el proyecto de 2012, se presupuestaron 28.848 millones de euros (un 9,3% del total). Esa cantidad se tenía en cuenta a la hora de estimar el peso porcentual del llamado gasto social
–que incluye la inversión en sanidad, educación, servicios sociales,
dependencia, pensiones, fomento del empleo, acceso a la vivienda,
cultura...–. Así, los 175.382,70 millones de euros destinados en 2012 al
gasto social suponían un 56,2% del conjunto del gasto. El propio Gobierno del Mariano Rajoy, en su libro amarillo de los Presupuestos de 2012, recogía esa cantidad y ese porcentaje.
Para las cuentas de 2013, Montoro buscó un artificio contable. Hizo que los 178.771,36 millones de euros de gasto social pesaran un 63,6%.
¿Cómo? Sacando del volumen total del gasto los 38.589,55 millones que
supondrá el pago de intereses de la deuda. Si se incluye esa partida
(que aumenta 10.000 millones respecto al ejercicio vigente), y para ello
basta una simple regla de tres, resulta que el gasto social de los PGE
de 2013 es del 55,9%, una cifra muy similar a la de 2012 y netamente
inferior a la de 2011. En ese año, el Gobierno de José Luis Rodríguez
Zapatero reservó el 58% al gasto social.
Golpe a Mas
Montoro
se contentó con una intervención inusualmente corta –apenas 45 minutos–
y en la que reiteró la pléyade de argumentos con los que el Ejecutivo
de Rajoy ha intentado almibarar unos Presupuestos durísimos. Son unas
cuentas, dijo, "que no olvidan a los más débiles y a los que más lo
necesitan". "Ese esfuerzo, incluyendo la subida de impuesos, está siendo ponderado y equitativo", y busca "preservar y salvaguardar la cohesión social".
El
ministro dirigió un zurriagazo a los grupos nacionalistas y
especialmente a CiU, que comanda el desafío soberanista desde Catalunya.
"No tiene sentido crear inestabilidad política. Eso es lo
contraproducente, marcar objetivos políticos que disfracen el objetivo
político de luchar contra la crisis", afirmó. "Lo que está pasando es que líderes que no saben luchar contra la crisis levantan banderas políticas.
Eso no nos conviene a nadie. Conviene luchar contra la crisis, aunar
esfuerzos en la lucha contra la crisis. Eso es lo que esperan los
ciudadanos de nosotros". El Gobierno plasmó así su preocupación por que
la tormenta económica se enmarañe con el conflicto territorial, un hecho
que restaría credibilidad del país en Europa. Y eso es precisamente lo
que Rajoy quiere evitar a toda costa. Su inquietud se centra en lanzar
un "mensaje de confianza" hacia fuera.
Por ello el ministro de
Hacienda también requirió a los grupos que abandonasen el debate de
enmiendas de devolución a los Presupuestos "clásico",
en el que la oposición cuestiona la credibilidad del escenario
macroeconómico. "No estamos en ese momento –desautorizó–. Estamos en el
momento de promover encuentros y coincidencias políticas para resolver
esta cuestión, estamos ante esa oportunidad, esa necesidad y ese
desafío. Debemos promover no enmiendas a la totalidad, sino compromisos
políticos que aporten soluciones a la crisis. No es el momento de
discrepancias". Intento infructuoso. A partir de esta tarde el Congreso discutirá las 11 enmiendas registradas el pasado viernes a las cuentas de 2013.
La oposición: una "ofensa" a los ciudadanos
Los
grupos dibujaron una primera valoración de la intervención desleída del
ministro en los pasillos de la Cámara baja. Y coincidieron en mostrar
su enorme irritación por la calificación que Montoro hizo de los
Presupuestos como "los más sociales de la historia" y en señalar que la
intervención del ministro estuvo trufada de "mentiras" y "falsedades".
Soraya Rodríguez, la portavoz socialista, habló de unas cuentas "muy
tramposas", basadas en un cuadro macro que "ninguna institución" mantiene a estas alturas.
"Es un ejercicio de cinismo, una mentira, decir a los ciudadanos que
son los PGE más sociales, porque golpea las políticas sociales, la
sanidad, la educación, la dependencia, los servicios sociales. Es
indignante, es una ofensa a los ciudadanos". José Luis
Centella, portavoz de Izquierda Plural (IU-ICV-CHA), también empleó la
palabra "cinismo" y "sarcasmo" para indignarse contra las palabras del
titular de Hacienda, máxime, incidió, cuando el texto del Ejecutivo está
más hecho "para contentar a los mercados" que para crear empleo.
"Ofensa", "hipocresía", abundó Rosa Díez, líder de UPyD, un soberano "despropósito" cuando el Gabinete de Rajoy rescata a "cajas de ahorros y comunidades autónomas" y no "a las familias y a los ciudadanos".
Josep
Antoni Duran i Lleida aludió a unos Presupuestos "caducados antes de
aprobados" y nada "creíbles" por su optimista previsión de que el PIB
caerá sólo en 2013 un 0,5%. El portavoz convergente se revolvió, como
era previsible, contra el manotazo del ministro hacia Catalunya y hacia
el president de la Generalitat, Artur Mas: "Quien levanta banderas y quien provoca el hartazgo es el ministro y el Gobierno. Y quien es incapaz de dialogar y de evitar que el debate presupuestario sea un debate político es el Gobierno".
Discurso "ininteligible, excesivamente optimista, voluntarista, demagogo y con un montón de falsedades",
sentenció Pedro Azpiazu, del PNV. "Bonitas palabras" que no se
corresponden "en absoluto con la realidad", apuntaló Xabier Mikel
Errekondo, de Amaiur. "Dan ganas de marcharse del reino, de salir
corriendo", dijo el republicano Alfred Bosch, para quien también resultó
"0fensivo" rotular los PGE de 2013 como "los más sociales". "Datos
macroeconómicos falsos" y ofrecidos "a sabiendas", apostilló Pedro
Quevedo, de Coalición Canaria-Nueva Canarias. "Un insulto a los
ciudadanos, a la inteligencia y a la verdad", remachó Joan Baldoví.
Frente a todos ellos, el portavoz del Grupo Popular, Alfonso Alonso, que
apoyó el discurso de Montero y condenó la actitud "desabrida" del PSOE.
Este martes, estará marcado también por las nuevas convocatorias del 25-S a rodear el Congreso en protesta por los Presupuestos. Anteriormente, el pasado día 7, las cuentas de Rajoy fueron el centro de manifestaciones masivas en 57 ciudades españolas.
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