En un país en que los periodistas se auto aplicaran códigos éticos es seguro que un genovés como Francisco Marhuenda García, actual Director del periódico de ultra derecha La Razón, tendría serias dificultades para ejercer como profesional del periodismo.
Pero en España todo es posible y en vez de estar escribiendo en la Hoja parroquial de su barrio, Marhuenda no solo dirige un periódico de ámbito nacional que ya es inquietante sino que además ha sido y en menor medida sigue siendo uno de los colaboradores/aduladores del actual Presidente del Gobierno.
Estos días La Razón es noticia por sus cutres portadas franquistas y por la defensa patética que de las mismas hace Marhuenda. Sobre las mismas gracias un colega que ha tenido la paciencia no exenta de humor podemos hacernos una idea de algunas de esas portadas infames.
Pero este post no trata del presente ni del futuro de Marhuenda. Ni tampoco para constatar y lamentar el fracaso colectivo que supone para un país que un tipo como el, esté donde está.
Pero en España todo es posible y en vez de estar escribiendo en la Hoja parroquial de su barrio, Marhuenda no solo dirige un periódico de ámbito nacional que ya es inquietante sino que además ha sido y en menor medida sigue siendo uno de los colaboradores/aduladores del actual Presidente del Gobierno.
Estos días La Razón es noticia por sus cutres portadas franquistas y por la defensa patética que de las mismas hace Marhuenda. Sobre las mismas gracias un colega que ha tenido la paciencia no exenta de humor podemos hacernos una idea de algunas de esas portadas infames.
Pero este post no trata del presente ni del futuro de Marhuenda. Ni tampoco para constatar y lamentar el fracaso colectivo que supone para un país que un tipo como el, esté donde está.
Este post tiene por finalidad contaros 3 historias en las que el susodicho y sus circunstancias son coprotagonistas y que, a pesar del tiempo transcurrido, siguen de plena actualidad por lo que, sin duda, ayudan a acercarse a la trayectoria de este personaje que con tanta soltura se desenvuelve a golpe de sacristías y de calumnias que algo queda.
La primera se remonta a los años 90 y discurre en Cataluña. Eran años de pelotazos y comisionistas a granel que hacen dinero rápido y fácil. Por aquel entonces un amigo de los de verdad que tenía Marhuenda era un delincuente convicto. Se llamaba Javier de la Rosa y había sido condenado por el Caso Kio. El caso es que este amigo delincuente dejó caer ante una juez de la Audiencia Nacional.que había financiado con decenas de millones de pesetas campañas electorales de los genoveses en Cataluña, en concreto las municipales de 1991. En mitad del lío aparece el nombre de Marhuenda por todas las esquinas. Según la declaración judicial de su amigo delincuente reconoció que entregó fotocopias de unas cartas comprometedoras "a un amigo suyo que trabaja en el Ministerio de Administraciones Públicas" y a quien acabó identificando como Francisco Marhuenda, jefe de gabinete del ministro de Administraciones Públicas, Mariano Rajoy. El dinero nunca apareció y si te he visto no me acuerdo. Asunto cerrado..
La segunda historia se desarrolla en Madrid. Mediados de los años 90. Marhuenda es ya un provechoso Alto Cargos genovés pegado a la cartera de Mariano. Según cambia de Ministerio su amado amo allí va el detrás. El caso es que de un día para otro, sin aviso previo, Marhuenda va y dimite o le cesan´- el orden aquí no altera el producto-y regresa a en el puente aéreo a Barcelona. Se abren las consiguientes especulaciones. Y de todas las posible brilla con luz propia una de ellas. Resulta que unas semanas antes, los pérfidos socialistas de la Asamblea de Madrid descubren y denuncian que Marhuenda, por entonces Director General de Relaciones con las Cortes, vendió un fondo documental de una empresa de la que supuestamente era titular a un centro educativo que dependía del Departamento de Enseñanza de la Comunidad de Madrid. La venta se realizó por 18,5 millones de pesetas en octubre de 1999 y Marhuenda habría cobrado además del mismo centro por otros conceptos hasta 32 millones de pesetas entre 1999 y 2000. No había que ser un sabueso para deducir que nos encontrábamos ante un supuesto de incompatibilidad de un Alto Cargo ya que la venta se hace a un organismo público que contrató servicios con la empresa de ese Alto Cargo . Para colmo cuando se hace la entrega Marhuenda era en esas fechas jefe del gabinete del entonces Ministro de Educación, a la sazón el mismísimo Mariano Rajoy. Caso cerrado.
En cuanto a la tercera y última historia, en ella no se dan cita ni delincuentes ni operaciones de compra venta de libros.Volvamos a la primavera de 1996. Mariano Rajoy con su puro de gratis aterriza en Castellana nº 3, sede del Ministerio de Administraciones Públicas. Es su nuevo titular. Le acompaña su fiel aparato de genoveses que habían colaborado con el durante su etapa como leal Oposición, entre los que se encontraban la hoy diputada Belén Bajo y el inefable Marhuenda. La primera como Jefa de Prensa y el segundo como su Jefe de Gabinete.
Allí, en la planta noble, les esperaban para darles la bienvenida un grupo de funcionarios. F.G era uno de ellos. Hasta entonces había sido Jefe de Prensa de los dos últimos Ministros socialistas. F.G llevaba 15 años en ese Ministerio y pertenecía al grupo de trabajadores de los desaparecidos Medios de Comunicación Estatales. Los que le conocían sabían de su profesionalidad y sobre todo le consideraban una buena persona en el buen sentido de la palabra. Tras la llegada del aparato genovés, en particular la pareja Bajo & Marhuenda, su suerte cambió bruscamente. No era de fiar y, como otros tantos funcionarios, fue puesto contra la pared. Dejó de existir para el nuevo equipo. F.G falleció años después. En el 2006 como homenaje a su trabajo y dedicación a ese Ministerio se le recuerda con una placa que se colocó en Castellana 3, durante la etapa del Ministro Jordi Sevilla.
Es probable que haya otras muchas más historias que contar .parecidas a.las de su amigo delincuente, a la compra y venta de libros familiares o al triste destierro profesional de F.G . En todo caso, todas ellas, por si solas, son merecedoras de este modesto post aunque a cambio nunca hayan sido motivo suficiente para una de las portadas miserables a las que Francisco Marhuenda García es tan aficionado.
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