Parte 1: “presos políticos”, “disidentes” y “exilio”
Durante la reciente visita a Cuba del Papa Benedicto XVI, cada palabra de éste fue sometida a un minucioso examen interpretativo por cerca de 300 medios acreditados en la Isla que, más que a narrar el histórico acontecimiento, se dedicaron al arte de “desencriptar” supuestas críticas encubiertas del Pontífice al Gobierno cubano.
“Presos políticos”
En Santiago de Cuba, por ejemplo, el Papa decía esto: “También he suplicado a la Virgen Santísima por las necesidades de los que sufren, de los que están privados de libertad, separados de sus seres queridos o pasan por graves momentos de dificultad” (1). Y así interpretaba sus palabras el canal español Antena 3: “Y (el Papa) evocó por segunda vez el drama de la decenas de miles de presos comunes y políticos detenidos en las cárceles de la Isla” (2). De igual modo, decenas de medios de todo el mundo llevaban a titular “El Papa reza por los presos políticos cubanos” (3).
El diario también español El Mundo afirmaba que el Papa “se las apañó para referirse al medio centenar de presos políticos que según las organizaciones disidentes existen en Cuba” (4). En todos los grandes medios se ha impuesto como verdad irrefutable esta supuesta existencia de “presos políticos”, a pesar de que Amnistía Internacional, organización que realiza –por cierto- campañas contra el Gobierno cubano, hasta finales de marzo no reconocía ni un solo preso de conciencia en la Isla (5). Aprovechando la visita del Papa, esta organización reconoció a cuatro presos de este tipo, un número que, en cualquier caso, contrasta con la grave situación en tantos países avalados como “democráticos” (6).
Los medios, por supuesto, no se han molestado en explicar que el “medio centenar de presos políticos” cuya libertad reclaman, por ejemplo las Damas de Blanco, cumplen condena no por delitos de opinión, sino por actos de violencia, como sabotajes o secuestros (7).
“Disidentes”
Este tratamiento informativo ha ido acompañado de un gran espaldarazo mediático a la llamada “disidencia” cubana, a quien los medios han vuelto a otorgar una legitimidad social y política de la que carece (8). Esto lo llegaba a reconocer el enviado especial de los más de 10 diarios del grupo español Vocento, Íñigo Domínguez, que admitía que esta “disidencia es reducida y está muy dividida” (9).
El diario argentino La Nación aseguraba, por ejemplo, que el Papa, en una “homilía de sesgo político (…) apoyó a los disidentes” (10). Y algo similar sostenía Televisión Española, en una imaginativa interpretación de las palabras del Papa: “no se reunirá con la disidencia, pero hizo referencia también a ellos”. Y la “referencia” era esta frase del Pontífice: “Llevo en mi corazón las justas aspiraciones y legítimos deseos de todos los cubanos” (11).
En cualquier caso, parece difícil de entender que el Pontífice apoyara a la disidencia si, tal como los medios han repetido hasta la saciedad, ni siquiera quiso recibir a sus representantes (12).
“Exilio”
El Papa también mencionó los “legítimos deseos de todos los cubanos, dondequiera que se encuentren”. Para centenares de medios, como el diario El Mundo, fue una clara “alusión a los exiliados cubanos” (13). Y mencionaba la existencia de “dos millones de exiliados”, una cifra que –además de exagerada- señalaría a toda la emigración cubana existente (14). Una muestra de cómo el fenómeno migratorio cubano, de raíz económica y muy similar al de los países de su entorno, es convertido en “exilio político” por obra y gracia de los medios (15).
Curiosamente, el Papa, unos días antes, en México, hacía referencia a “tantas familias (mexicanas que) se encuentran divididas o forzadas a la migración”, en un porcentaje –hay que recordar- muy superior al de Cuba (16). Pero estas palabras no interesaron a los medios.
“Libertad”
La prueba de otra supuesta crítica velada al Gobierno cubano habría sido que “la palabra “libertad” (fue) pronunciada tres veces” por el Papa en una de sus misas (17).
Pero la agencia Europa Press –y las decenas de medios que reprodujeron esta tesis- olvidaron mencionar que el presidente Raúl Castro pronunció también la enigmática palabra (“libertad”) hasta cinco veces en sus palabras al Papa (18).
En este mismo terreno, el diario argentino Clarín mentía directamente. Afirmaba que el Pontífice se refirió a la “falta de libertad” y a las “estructuras inamovibles” en la isla, expresiones que no aparecen en ninguno de sus discursos o misas (19).
Bloqueo
Mientras los medios escudriñaban cada palabra del Papa buscando supuestas críticas al Gobierno cubano, silenciaban o manipulaban sus coincidencias con éste. Así explicaba el diario El País la condena de Benedicto XVI al bloqueo de EEUU: “El papa sugiere que el embargo de EEUU agrava la falta de libertad en Cuba” (20).
De los cerca de 300 medios de 33 países que cubrieron el evento, la inmensa mayoría utilizó la misma máquina de interpretar la palabras del Papa. Hay quien se pregunta si, para dar una misma visión informativa, es necesario semejante despliegue técnico y económico.
Parte 2: libertad religiosa, marxismo y cambios en Cuba
Cambios
“Cuba y el mundo necesitan cambios”, fue una de las frases del Papa más mencionadas en su reciente visita a Cuba (21). Pero diarios como el argentino La Nación preferían quedarse con la mitad de la frase, y titulaban “Cuba necesita cambios” (22).
Libertad religiosa
Por otro lado, las palabras del Papa sobre la necesidad de libertad religiosa -un tema que también abordó en México, sin que la prensa le diera allí mayor importancia (23)- fueron aprovechadas por los medios para realizar una falsificación de la historia reciente de Cuba. El citado diario La Nación mentía al decir que los cánticos de personas católicas en las misa del Papa “hace 50 años les habrían costado la detención” (24).
En la decena larga de diarios del grupo español Vocento, se leía que “Castro cerró colegios, publicaciones y encarceló o expulsó sacerdotes” (25). Todo ello, por supuesto, sin explicar el papel que tuvo la jerarquía católica cubana y muchos sacerdotes españoles de militancia falangista en los crímenes de la dictadura de Batista (26). Y silenciando, además, que la nacionalización de escuelas y universidades católicas privadas, de élite, vino de la mano, en Cuba, de la inclusión de millones de personas a un sistema laico y público de enseñanza que erradicó toda diferencia por estatus social.
En este mismo sentido, otro diario argentino, La Capital, titulaba “El Papa y la primavera en Cuba: ¿tras la libertad religiosa vendrán otras?” (27), dando a entender que la libertad religiosa es algo nuevo en Cuba, un país donde –recordemos- ha existido y existe total libertad de culto y una enorme variedad de credos religiosos (28).
Sin embargo, si por libertad religiosa se entiende que la Iglesia católica pueda abrir colegios y universidades privadas en la Isla, es necesario ser muy claros: la Constitución cubana lo impide, al garantizar la igualdad absoluta en el acceso a una educación que, por ley, debe ser exclusivamente pública y laica (29). De cualquier manera, el Papa pudo reivindicar dichos espacios en directo, a través de la Televisión cubana. (30)
Marxismo
Esta campaña mediática ya se había iniciado días antes de la llegada de Benedicto XVI a Cuba, durante su estancia en México. Allí, éste afirmó que “hoy es evidente que la ideología marxista, en la forma en que fue concebida, ya no corresponde a la realidad” (31). Muchos medios reconvirtieron sus palabras y titularon “El comunismo ya no funciona en Cuba” (32), aunque el pontífice no había mencionado a dicho país y, en todo caso, constataba algo que los propios marxistas sostienen: la necesaria adaptación de esta ideología a cada momento histórico.
Curiosamente, en México, el Papa hizo alusiones, por ejemplo, a “los que padecen hambre” (33). Pero ninguno de estos medios interpretó que mencionar la existencia de hambre en un rico país petrolero fuera una crítica a su sistema político o económico.
Presencia obligatoria
Ciertamente, el Gobierno, las empresas y las organizaciones sociales cubanas impulsaron y facilitaron la asistencia a los actos religiosos del Papa por parte tanto de creyentes como de no creyentes.
Esto fue convertido por los medios en una supuesta “asistencia obligatoria” a las misas. Los diarios del grupo Vocento titulaban “Misa de ficción en Santiago”, con un subtítulo explicativo: “La ceremonia, con presencia forzada y muchos no creyentes, se pareció más a un acto oficial” (34).
Leyendo el texto de la crónica, sin embargo, descubrimos que el enviado especial Íñigo Domínguez no veía tan claro que la gente asistiera “obligada”: “fue una misa extraña, absurda y casi ficticia –nos dice el periodista-, donde muchos asistentes no eran creyentes y parecían estar allí por obligación, o cortesía en el mejor de los casos”.
Censura
Por supuesto, no faltó en la cobertura mediática la condena a sus colegas de la prensa cubana. Según el reportero de Vocento, los medios de la Isla silenciaron “la evocación de los presos (que hizo el Papa) (…) en la ermita de la Caridad del Cobre” (35). Para, en la misma frase, asegurar que todos los actos “se transmitieron en directo por televisión”. Es decir, los medios cubanos silenciaron las palabras supuestamente críticas del Papa… transmitiéndolas por televisión.
La mayor parte de los 300 medios de comunicación acreditados para cubrir la visita del Papa emplearon estos argumentos informativos, teñidos del mismo desconocimiento y de los mismos prejuicios y estereotipos sobre la realidad de Cuba. Porque el objetivo de estos medios no era cubrir el acontecimiento, sino buscar nuevos elementos de demostración de la supuesta debilidad política de la Revolución cubana y de su aislamiento internacional. Algo que la reciente visita del Papa Benedicto XVI a Cuba ha demostrado estar –pese a todos los intentos de manipulación mediática- bien lejos de la realidad.
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