El que osa arremeter contra la derecha más reaccionaria termina pagándolo. En este caso, el juez Garzón lo pagará con su brillante carrera judicial, aunque ello no le reste mérito en el resto del mundo.
Baltasar Garzón investigó fechorias independientemente del corte ideológico de los delincuentes. Sin embargo cuando trató de arrojar justicia sobre los crímenes contra la humanidad en Chile, le salió mal; y cuando trató de hacer lo propio con el genocidio de España, le salió peor.
Baltasar Garzón investigó fechorias independientemente del corte ideológico de los delincuentes. Sin embargo cuando trató de arrojar justicia sobre los crímenes contra la humanidad en Chile, le salió mal; y cuando trató de hacer lo propio con el genocidio de España, le salió peor.
Aún a sí todavía albergo la esperanza de que un juez cabal, sea del país que sea, tenga la misma candorosa necesidad de justicia universal para investigar los crímenes del franquismo en España. Aunque observando el recalcitrante comportamiento de la justicia local, sería recomendable que procediera de un país cuya judicatura no fuera una serpenteante recua de estómagos agradecidos, temerosos de molestar a quienes detentan el poder independientemente de quién gobierne.
Es una justicia servil, ésta en la que la hija del rey será la única que no tenga que declarar de todos los implicados en las estafas contra el erario público que abandera su marido.
Es una justicia parcial, ésta en la que se condena a un juez mientras los delincuentes pueden jactarse de sus fraudulentas riquezas.
Es una justicia perversa, ésta en la que se mantiene en presidio durante 36 años a un hombre que no cometió delitos de sangre, entretanto los familiares de las víctimas de multitud de casos tienen que verse la cara con los asesinos antes de haber asimilado el luto.
Si en verdad la constitución española de 1978 impide que se pueda aplicar la justicia, me merecería el mismo valor que el papel higiénico, si bien este último es de gran utilidad. Si la constitución puede ser modificada sin contar con la ciudadanía para plegarse a los intereses económicos de las corporaciones europeas, pero no puede ser modificada para que sea útil, será mejor quemarla y hacerla de nuevo.
La envidia reaccionaria castiga a quién no consiente en aceptar usos impuestos por la costumbre y el miedo.
No es país para viejos.
No es país para gays.
No es país para ateos.
No es país para justos.
No es país para mujeres.
No es país para honrados.
No es país para ingenieros.
No es país para trabajadores.
No es país para el que se sale de la fila.
No es país para ...
Hoy España es un lugar más feo en el que vivir, dónde campan a sus anchas delincuentes y majaderos útiles que se ríen hasta cuendo les roban el pan de la boca.
La idea de buscar un lugar mejor me acecha. Al final en España sólo quedarán fachas, tontos, esclavos y curas.
Sinoloescriboreviento.
Marcos Arroyo.
Leido en Tiojimeno.org.
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