Lo han vuelto a hacer. Otro palo para quienes piensan que IU puede en
algún momento convertirse en un partido de izquierdas coherente con una
ideología de izquierdas, democrática y revolucionaria, que se aleje del
circo electoral partidista y defienda algo más que sus propios
intereses de partido. Como en aquella fábula de la rana y el escorpión,
al final la naturaleza última de cada cual se acaba viendo reflejada en
sus actitudes concretas.
IU desde hace muchos años solo ha servido para una cosa: mantener y
dar vida al PSOE en los momentos de mayor dificultad del partido de
Zapatero, Rubalcaba y compañía, sirviéndole de flotador siempre que ha
habido una mínima posibilidad de que tal partido se ahogase. Ahora,
obvio, no iba a ser diferente.
El PSOE es un partido en franca decadencia que ha perdido todo
crédito entre la mayor parte de su propia base social histórica y que
atreviesa por uno de los momentos más complicados de su historia. Pierde
apoyos en todos los territorios del estado y elección tras elección su
declive va a más. Por ello mismo, ahora pretenden erigirse de nuevo como
líderes de un movimiento de oposición, desde la izquierda, al gobierno
del Partido Popular. Prometen y prometen hacer todo lo que no hicieron
durante los ocho años de gobierno de Zapatero, se muestran críticos con
la banca, se oponen a las reformas laborales, van a manifestaciones
contra los desahucios, critican los recortes en sanidad y educación,
prometen revertir procesos privatizadores, apoyan huelgas generales,
impulsan recursos ante el Constitucional frente a los Decretos del
gobierno y lo que haga falta.
El PSOE sigue adelante con su farsa como si nada hubiera pasado en
los últimos 10 años, como si ante el desgaste del PP fuese solo cuestión
de tiempo que la mayor parte de la ciudadanía volviese a dar su apoyo
al otro partido mayoritario, dentro del histórico juego bipartidista. No
se dan cuenta que el hastío que existe en buena parte de la población
con las actuaciones de ambos partidos durante estos últimos años pueden
conducir a un escenerio similar al griego, donde, de una forma o de
otra, el modelo bipartidista tradicional entre en jaque y nuevas fuerzas
políticas con aspiraciones reales de alcanzar el gobierno, entren en
juego.
Pero esto debería darnos igual a quienes nos sentimos de izquierdas,
básicamente porque si el PSOE se hunde será una buena noticia para todos
nosotros. Solo hay que ver cómo han gobernando en Andalucía durante las
últimas décadas o el papel que han jugado en temas como la reforma
constitucional de 2011, en las desarticulación del sistema productivo
del estado en favor del ladrillo y el turismo de temporada, las reformas
laborales que han hecho los diferentes gobiernos de este partido en sus
dos etapas de mando, o la imposición por el gobierno de Zapatero de los
recortes impuestos desde la troika, origen de la oledada de recortes
que venimos sufriendo en la actualidad y que no se diferencian en nada
de los aplicados por el gobierno del PP.
Sin embargo, lo realmente llamativo es que un partido como IU, al que
las encuestas sitúan como tercera fuerza política en el conjunto del
estado, en algunos casos a menos de 9 puntos de intención de voto
respecto del PSOE y recortándole con cada nueva oleada de encuestas, no
se haya enterado tampoco aún del nuevo escenario político que se está
abriendo en el estado español. IU, lejos de comportarse como una
verdadera alternativa de gobierno a los partidos tradicionales del
régimen, sigue anclada en su papel de salvavidas del PSOE, actuando a la
sombra de este y acatando en todo momento la estrategia y los tiempos
políticos que va marcando el hasta ahora principal partido de la
oposición. En ningún caso actúa como alternativa de gobierno sino con el
espíritu de partido minoritario en el que tan cómodos parecen sentirse
sus dirigentes.
Es más, ya si quiera parece que aspiren a comportarse como un partido
de izquierdas. No de otra manera se puede catalogar lo que están
haciendo en Andalucía, aplicando recortes por "imperativo legal",
faltando a sus compromisos y promesas con trabajadores en conflictos
laborales, enfrentándose con el colectivo de trabajadores públicos de la
enseñanza y la sanidad y, en definitiva, asumiendo a la perfección su
papel como bastón de apoyo para las políticas neoliberales impulsadas
desde el PSOE-A.
Y no de otra manera se puede catalogar el esperpento que han llevado a
cabo hoy a cuenta de la firma junto al PSOE y otras formaciones
políticas de un recurso ante el Tribunal Constitucional por la no
revalorización de las pensiones según el IPC llevada a cabo por el PP
mediante un Real Decreto de efectos inmediatos. Un recurso que, en
principio, iba a ser firmado por toda la oposición en su conjunto,
dejando a un lado las diferencias políticas y centrándose en mostrar su
rechazo común a la medida. No obstante, el partido neofalangista de Rosa
Díez no estaba conforme con la presencia de Amaiur en la firma de dicho
recurso y presionó al PSOE hasta el último momento para que finalmente
se vetase la presencia de Amaiur en el mismo. El PSOE, por supuesto,
como buen partido del régimen que es, aceptó. E IU, faltaría más,
también.
IU se ha sumado así a la firma de un acuerdo que nace sobre la base
de un veto de tintes fascistoides a la presencia de un partido
democrático y de izquierdas en el acuerdo común. Aunque sus dirigentes
traten de disimular su postura criticando el veto a Amaiur y
argumentando que lo prioritario es defender los intereses de los
pensionistas, lo cierto es que, con su firma, están validando y
legitimando, una vez más, la estrategia del PSOE como supuesto líder de
la izquierda opositora, así como poniéndose al lado de las imposiciones
totalitarias de UPyD, frente a la defensa de un partido con el que
teoría deberían compartir espacio ideológico.
Es decir, entre PSOE y UPyD, y Amaiur, IU ha elegido PSOE y UPyD.
Entre democracia y vetos autoritarios, IU ha elegido los vetos
autoritarios, lo quieran ahora revestir como lo quieran revestir. Entre
Sabino Cuadra y Rosa Díez, han preferido ir de la mano de Rosa Díez. Esa
es la pura y dura realidad.
IU vuelve así a mostrar su verdadero rostro. El de un partido
integrado plenamente en el circo electoral e institucional para quien
sus intereses de partido, el salir en la foto junto al PSOE, prevalecen
frente a la defensa de los derechos democráticos y la lucha contra el
bipartidismo neoliberal, la derecha reaccionaria de UPyD y las
imposiciones antidemocráticas. Luego, eso sí, presentan querellas en
defensa de los detenidos del 15-M y similares, como el no va más de su
compromiso con la democracia.
Y es que, bien lo sabemos, hacerse la foto defendiendo al 15-M, el
25-S, o similares, queda muy bien y es muy llamativo entre cierto sector
de la ciudadanía de la que se espera poder rascar un puñado de votos.
En cambio, posicionarse al lado de Amaiur y solidarizarse activamente
con él, no permitir que la derecha lo excluya del juego democrático y se
puedan así salir con la suya personajes como Rosa Díez, ya no está tan
bien visto en España. No vaya a ser que alguien diga que IU es ETA.
Hay gestos simbólicos que acaban por mostrar más de la línea política
de un partido que todos los discursos grandilocuentes que se puedan dar
de cara a la galería. IU lo vuelve a demostrar. Una vez más...
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