Hijo y nieto de mineros, Gerardo Cienfuegos, líder de los trabajadores de la minería asturiana, asegura que la lucha del sector seguirá hasta que se obtenga un resultado satisfactorio al conflicto y advierte de que su desaparición podría suponer "una catástrofe económica".
Desde Aller, donde se encuentra el pozo Santiago, en el que trabaja y en el que tres compañeros suyos permanecen encerrados desde los primeros días de la huelga en protesta por los recortes decididos por el Gobierno, Cienfuegos se defiende de las críticas por la contundencia de sus acciones: "No somos terroristas, somos mineros".
Los mineros, dice, no son los responsables del "nivel de agitación que hay en estas comarcas", están acostumbrados por su trabajo a asumir riesgos a diario y ahora en las protestas también e insiste: "En las barricadas tenemos respeto y precaución pero menos miedo incluso que la Policía", con cuyos efectivos han tenido diversos enfrentamientos.
A su juicio, los mineros son un ejemplo de negociación solidaria, no sólo con los trabajadores del sector sino también con el conjunto de las comarcas mineras y, agotadas las vías de diálogo, son un "ejemplo de presión". Antes de tomar una decisión sobre las acciones a llevar a cabo, añade, consulta la opinión de sus compañeros para "elegir la mejor opción".
Desde Aller, donde se encuentra el pozo Santiago, en el que trabaja y en el que tres compañeros suyos permanecen encerrados desde los primeros días de la huelga en protesta por los recortes decididos por el Gobierno, Cienfuegos se defiende de las críticas por la contundencia de sus acciones: "No somos terroristas, somos mineros".
Los mineros, dice, no son los responsables del "nivel de agitación que hay en estas comarcas", están acostumbrados por su trabajo a asumir riesgos a diario y ahora en las protestas también e insiste: "En las barricadas tenemos respeto y precaución pero menos miedo incluso que la Policía", con cuyos efectivos han tenido diversos enfrentamientos.
A su juicio, los mineros son un ejemplo de negociación solidaria, no sólo con los trabajadores del sector sino también con el conjunto de las comarcas mineras y, agotadas las vías de diálogo, son un "ejemplo de presión". Antes de tomar una decisión sobre las acciones a llevar a cabo, añade, consulta la opinión de sus compañeros para "elegir la mejor opción".
Reconoce que le gusta su trabajo, pero también conoce su dureza y por eso tiene siempre presentes "a los compañeros que desde hace casi un mes se encuentran encerrados" en las explotaciones asturianas de Candín en Langreo (cuatro) y Santiago de Aller (tres), así como a los que participan en la "Marcha Negra" que partió el viernes desde Mieres hasta Madrid.
39 años como minero
Cienfuegos, que lleva 23 de sus 39 años como minero, vive la actual situación "intensamente" y señala que "no hay tiempo para descansar ni para estar con la familia ni con los amigos, ya que hay que dedicar todo el tiempo a realizar actividades".
Comenzó en febrero de 1989, con 16 años, en explotaciones privadas, en las que empezó de pinche y siguió como peón, ayudante minero, palista y picador hasta que se incorporó a la empresa pública Hunosa.
Desde el inicio de las protestas, los mineros han organizado, entre otras medidas, barricadas en distintos puntos de Asturias, lo que ha provocado quejas entre los usuarios de las carreteras. Cienfuegos responde que "la ignorancia es la madre de todos los vicios" y, a su juicio, lo primero "es tener una cultura laboral y sindical".
"Desde la negociación solidaria conquistamos para las comarcas mineras los fondos económicos que han permitido la transformación del tejido industrial", recuerda. Pese a que el conflicto ya se alarga un mes, este minero confía en una solución satisfactoria y está totalmente convencido de que tarde o temprano "el Gobierno tiene que reconsiderar su postura y retomar el camino del diálogo".
Como secretario del sindicato SOMA-FITAG-UGT en el área Aller dice contar con el respaldo, compromiso y apoyo del conjunto de la organización. Pero no sólo son las barricadas lo que generan controversia, ya que las prejubilaciones también han sido criticadas.
Comenzó en febrero de 1989, con 16 años, en explotaciones privadas, en las que empezó de pinche y siguió como peón, ayudante minero, palista y picador hasta que se incorporó a la empresa pública Hunosa.
Desde el inicio de las protestas, los mineros han organizado, entre otras medidas, barricadas en distintos puntos de Asturias, lo que ha provocado quejas entre los usuarios de las carreteras. Cienfuegos responde que "la ignorancia es la madre de todos los vicios" y, a su juicio, lo primero "es tener una cultura laboral y sindical".
"Desde la negociación solidaria conquistamos para las comarcas mineras los fondos económicos que han permitido la transformación del tejido industrial", recuerda. Pese a que el conflicto ya se alarga un mes, este minero confía en una solución satisfactoria y está totalmente convencido de que tarde o temprano "el Gobierno tiene que reconsiderar su postura y retomar el camino del diálogo".
Como secretario del sindicato SOMA-FITAG-UGT en el área Aller dice contar con el respaldo, compromiso y apoyo del conjunto de la organización. Pero no sólo son las barricadas lo que generan controversia, ya que las prejubilaciones también han sido criticadas.
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