No puedo aceptar esta realidad como tal,
ni quiero formar parte del instrumental,
donde cuyo único pretexto es engañar,
mentir a una sociedad venida cada vez a menos,
y todo,
gracias a los que sus almas hoy venden y en un ayer vendieron,
donde sus intenciones no es otra que buscar su propio acomodo,
dicho sea en otras palabras,
el aburguesarse,
y es que en estos tiempos nadie debe olvidarse,
de que el verdadero poder está en manos del pueblo,
¡hagámoslo despertar ¡,
¡despertemos juntos de esta pesadilla del capital!,
¡demostrémosles de que el pueblo no es tan ignorante!,
¡hagámosle frente de una vez a tanto y tanta farsante!
El pueblo siempre sumido y en su más pura inocencia,
es la razón por la que hoy tantos bien se aprovechan,
pero llegará el día en que,
una conciencia colectiva en común traerá de nuevo la paz y el bienestar,
junto al equilibrio y el saber estar,
respeto a nuestro entorno y la naturaleza de este mundo,
con ello se derrumbarán los pilares y cimientos del capitalismo,
y toda idea religiosa carente de humanidad y veracidad.
Hay letras con ansias de revolución,
palabras, gestos que indican un mismo camino,
la senda de la verdad y de la libertad,
pero actuando como depredadores y no como humanos,
tengan siempre muy por seguro el hecho de que:
Nunca nos estaremos asegurando,
la existencia de la vida hasta infinito.
Gabriel Meléndez Muñoz
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