domingo, 25 de noviembre de 2012

La justicia de los Gao Ping y la justicia de los “Ping Gaos”

Esta semana nos hemos encontrado con la nada sorprendente noticia de que los dirigentes de la trama china de blanqueo de capitales desarticulada con la ‘operación Emperador’, incluido su presunto cabecilla, Gao Ping, quedarían en libertad por un presunto “error” a la hora de detenerlos,  declarando  la “nulidad absoluta e insubsanable” del auto por el que se acordó su ingreso en prisión.

Ahora Gao Ping y los suyos no sólo quedarán libres sino que si lo necesitasen podrían obtener la residencia española si compran unos cuantos pisitos de más de 160.000 euros,  si es que la policía no ha encontrado todos los carritos de Mercadona donde almacenaban el dinero. Por cierto, ¿cuantos permisos de residencia en billetes de 500 caben en un carrito de Mercadona?


Coincidía todo esto con algo que viví en mi propia ciudad, Paterna, en uno de los barrios más difíciles y marginales de todo el País Valenciano, La Coma. Allí me despedí con un abrazo de un vecino del barrio condenado a siete años por un presunto delito que no cometió y del que ya se habían inculpado otras personas. Entró en la cárcel porque no era Gao Ping, porque no pudo pagarse un buen abogado, porque también la justicia se mide en euros.

La cosa sería para tomársela a guasa si no fuese porque lo único que le sale a uno es pensar que la única salida a toda esta mierda es no dejar piedra sobre piedra de este sistema inmundo y asqueroso, donde la libertad se mide en euros y donde hay dos justicias, la de los Gao Ping y la de los “Ping Gaos”.

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