Las cuatro patas de un “banco”
La burguesía española siempre manejó el país como si fuera un cortijo. Aliada de ordinario a los intereses de la fracción dominante de la burguesía internacional, se limitaba a recibir instrucciones y a embolsarse la comisión por sus “servicios a la patria”.
Y cuando las circunstancias lo exigían, organizaba una escabechina y mandaba las orejas a sus superiores del momento como prueba de su diligencia en el cumplimiento del deber.
Ahora, a la burguesía española se le ha puesto cara de idiota. No entiende nada. No puede comprender que los intereses globales de la fracción dominante de la burguesía mundial, encabezada en Europa por Alemania, ya no coinciden necesariamente con los intereses locales de los lacayos burgueses periféricos.
No es capaz de comprender que una cosa es pasar a cuchillo de vez en cuando a algunos de los trabajadores desobedientes del cortijo y otra cosa muy distinta es que te ordenen liquidar las industrias del cortijo con el eufemismo de una reconversión y a arrancar decenas de miles de hectáreas de viñas y de olivos para, finalmente, como está ocurriendo ahora, exigirte que devuelvas el dinero prestado a como dé lugar, aunque tengas que entregar el cortijo a los prestamistas y a las hijas de la madre que parió el cortijo al burdel.
Estas mulas no comprenden que la tendencia decreciente de la tasa de ganancia obligó a la fracción dominante de su querida burguesía internacional a jugar a la ruleta con el dinero y con los intereses del dinero que previamente les había prestado para tapar la boca de las masas, mientras nos reducían a ejemplares de un parque temático para antropólogos y folkloristas del norte.
Hoy los marianistas alertan de una conspiración contra España.
Ya veremos la cara que se les pone a estos mostrencos el lunes, cuando venga a visitarles el cobrador del frac. ¡¡¡Qué viva el gran cortijo patriótico…y olé!!!
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