Elpida Nikou
Peligro: la mujer de 22 años que sembraba la muerte, titulaba una de las grandes cabeceras griegas a principios del mayo pasado. Las pantallas televisivas se llenaban de las imágenes de 11 mujeres, supuestamente trabajadoras sexuales, afectadas por el sida que fueron arrestadas en el centro de Atenas en un operativo de seguridad.
La página oficial de la policía publicaba sus fotografías, sus nombres, su lugar de nacimiento y los datos de sus familias. Continúan bajo arresto acusadas de
causar daño físico a un innumerable número de civiles. Pronto organizaciones de derechos humanos y el Defensor del Pueblo denunciaron las publicaciones por anticonstitucionales. Según su propia abogada, Eleni Spathana,
la mayoría de ellas no son trabajadoras sexuales, sino toxicómanas además de mujeres pobres sin casa que ni siquiera sabían que estaban infectadas.
Apenas una semana antes de las elecciones presidenciales celebradas el 6 de mayo, los rostros de estas mujeres se mezclaron con las declaraciones del Ministro de salud heleno:
Tenemos que deportar a las prostitutas. El contagio se hace a través de las migrantes ilegales hacia el cliente griego, lo que afecta a las familias griegas.
Esta denigración pública, atacando los extranjeros y desviando la atención de los problemas que sufre el país, viene a culminar el proceso vivido por el sector mediático. Los grandes canales de televisión bombardean constantemente su audiencia con imágenes de gente desesperada, hablando de la catástrofe que supondría para el país salir del euro.
No habrá comida en los supermercados, habrá miles de muertos por la pobreza. Un clima que consumen y sufren unos hogares griegos, muy acostumbrados hasta ahora a la búsqueda de información.
Hasta finales del año pasado Grecia presumía de poder acceder a unos 160 periódicos, 180 canales televisivos y 800 radios. Pero la crisis financiera arrasó con las empresas editoriales. Pasillos y oficinas vacías pertenecen hoy al edificio de uno de los periódicos mas leídos del país. Eleftherotipia es uno de los ejemplos más trágicos, donde sus 800 empleados, después de meses sin cobrar sus salarios se vieron obligados a entrar en huelga por tiempo indefinido.
El periódico se cerró porque no pudo seguir recibiendo préstamos, porque los bancos dejaron de conceder créditos. Este hecho tiene que ver con la situación de la economía, pero también con intereses políticos. Si este periódico fuera más cercano con intereses específicos de algunos políticos, a lo mejor seguirían dándole préstamos, afirma Panagiotis Vovos, quien trabajaba como diseñador gráfico. Eleftherotipia era uno de los pocos periódicos donde se mezclaban las opiniones en torno a la manera de enfrentar las deudas y recortes del país.
Ahora, los datos sobre las reducciones salariales, los despidos y la eliminación de los derechos laborales aparecen con más frecuencia en las vida de las redacciones que en las portadas de los informativos. En los últimos años el desempleo de los periodistas ha llegado hasta 35 por ciento, lo que provocó una huelga en el sector realizada el pasado lunes.
Los medios de comunicación griegos pertenecen a un pequeño grupo empresarial que construyó su fortuna de la industria naval, los bancos, las telecomunicaciones, el petróleo, los seguros privados y tienen relaciones familiares sea de sangre o de matrimonio con personajes políticos importantes. Podría resultar una afirmación sesgada o tendenciosa, pero en realidad este telegrama de la embajada estadunidense revelado por Wikileaks define al entramado informativo en el país.
Los medios de comunicación en Grecia se inflamaron, aceptaron capitales inversionistas y créditos bancarios para establecer en la sociedad griega una manera de pensar, dice Dimitris Trimis, presidente del sindicato de periodistas.
Parece paradójico que en un país que recibe información favorable a las medidas de austeridad, donde diversos editoriales justifican los recortes y donde el espacio televisivo otorgado a los partidos políticos conservadores es ostensiblemente mayor que al resto, miles de griegos continúen realizando huelgas, manifestándose y organizando asambleas sin temer la represión policial o las críticas de sus propios medios.
Los nuevos medios digitales parecen haber ocupado un espacio esencial en los movimientos de indignación global, aunque complementariamente Grecia ha llenado sus carencias informativas con revistas alternativas y páginas independientes. Pero si algo se ha enfatizado en la cultura griega ha sido la interacción entre sus ciudadanos. Su profundo sentimiento político se deja sentir ahora en cualquier cafetería, calle o transporte, que funcionan como innovadoras ágoras. Se comparten angustias, se buscan salidas, se critica en profundidad y se desahoga con incertidumbre.
Desde sus calles y sus plazas, los griegos amenazan con derribar un sistema político bipartidista y un tratado entre países donde los ciudadanos dejaron de contar desde hace años.
Elpida Nikou es periodista griega.
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