El modelo productivo implantado hegemónicamente a nivel planetario por la economía neoliberal utiliza como conceptos mágicos (legitimados por la ciencia) los de desarrollo económico y la modernización social. Sin embargo, desarrollarse no significa necesariamente crecer sino realizar las potencialidades con las que se cuenta: acceder a un estado mas pleno. Como hemos visto anteriormente, el crecimiento económico significa hoy destrucción o degradación ecológica. El desarrollo actual para Andalucía no puede plantearse en términos de crecimiento sino de conseguir un estado más pleno a través de la redistribución.
En efecto, si analizamos cual ha sido el desarrollo de Andalucía durante los últimos cuarenta años -por no remontarnos más- habremos de coincidir con González de Molina que este ha alcanzado un desarrollo dependiente. El concepto de dependencia explica la situación de Andalucía y sus desequilibrios internos (pobres-ricos; rural-urbano) como resultado de la implantación histórica de un modelo de crecimiento-exportador que ha concentrado la riqueza en una minoría a costa del deterioro social y económico de la mayor parte de la población. Ello solo ha podido realizarse con una estructura política que, a través de diferentes formas de violencia institucional, ha propiciado tal forma de desarrollo depredadora tanto de la naturaleza como de la sociedad.
ECONOMÍA, ECOLOGÍA Y DESARROLLO, 1994
Eduardo Sevilla Guzmán
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