domingo, 22 de septiembre de 2013

Diego Cañamero: “La gente puede cambiar las cosas”


¿En el SAT se entiende el independentismo de algunas de las fuerzas de la izquierda catalana?
Como organización lo respetamos. Los pueblos deben tener ese derecho, a poder decidir libremente su futuro. En Andalucía, como sindicato, lo que más nos preocupa es el paro, la pobreza, que un 2% de terratenientes acaparen el 50% del suelo… pero si, respetamos el derecho a decidir de los pueblos.


Entonces, ¿Están de acuerdo con el referéndum que se está demandando en Catalunya?
Estamos totalmente de acuerdo.
¿Y una consulta popular sobre la forma del Estado, monarquía o república?
Evidentemente que estoy de acuerdo. Creo que tenemos una democracia ficticia cuando el pueblo no puede decidir estas cosas. Cuando a la democracia no le pones rostro humano, cuando a la democracia le falta pan, le falta justicia, le falta vivienda, todo se convierte en un sarcasmo, en un teatro. La democracia tiene que estar llena de contenidos, al pueblo hay que consultarle. No puede ser que votemos cada cuatro años y los programas de los partidos elegidos luego no se cumplan y no pase nada, eso es una ilegalidad ética y moral. El ciudadano no vota para que luego el partido votado cambie, por ejemplo, el artículo 135 de la Constitución y diga que lo prioritario es pagar una deuda que no es pública, que es privada.
Con los millones de parados y personas que están en el umbral de la pobreza, con los desahucios… ¿Cómo entiende que los sindicatos mayoritarios no están movilizando a los ciudadanos?
Los sindicatos mayoritarios han entrado en una dinámica viciada, porque su estructura y funcionamiento dependen de las subvenciones del Estado. Quien paga manda, los sindicatos oficiales son prisioneros de unos recursos ajenos al propio sindicato.
UGT y CC.OO han firmado la reforma de las pensiones y han tenido sus representantes en los Consejos de Administración de las Cajas de Ahorros.
Sí, los sindicatos siempre están en la política del mal menor. Si no podemos conseguir diez, conseguiremos cinco. Esa política posibilista y a corto plazo es muy peligrosa, porque al final vas aceptando y renunciando a derechos adquiridos y, de alguna forma, das carta de naturaleza a la política del sistema, con su injusticia social. El sistema dice, por ejemplo, yo quiero recortar quince, luego viene el sindicato y dice que ha evitado que recorten quince y ha conseguido que recorten dos y medio. Y esto lo presentan como una victoria cuando se ha perdido el doce y medio.
¿El voluntarismo de muchas organizaciones y la caridad están sustituyendo a la justicia social?
La caridad es un insulto en una sociedad en la que hay de todo. Andalucía es una de las tierras más ricas de Europa. Hay yacimiento mineros, hay costas y una industria pesquera importante, el campo… en cambio tenemos un 36% de paro, y un 67% de paro juvenil, y 2.000.000 de personas por debajo del umbral de la pobreza, y 86.000 familias que le han quitado sus casas. Ante eso hay que reaccionar, y lo lamentable es que la gente no está reaccionando del todo.
¿Y por qué pasa esto?
El sistema es injusto, reprime y mueve ficha. Tiene sus voceros, sus plataformas para engañar, y nos han hecho creer que la crisis económica es como si fuera un fenómeno natural, nos dicen que son cíclicas que vienen y se van, como si fuera una tormenta o un terremoto. La crisis económica no es natural ni una maldición divina, tiene nombres y apellidos. Los políticos que representan al capital, a los mercados, lo saben bien. Nosotros tenemos la tarea de decir a la gente que con su participación pueden cambiar las cosas. Pero tienen sus jueces, sus medios de comunicación, la policía…

Y la represión pura y dura. El SAT es uno de los sindicatos europeos más multados y con 650 personas procesadas…
Sí, nuestro sindicato ya tiene acumulado 1.000.000 de euros en multas. Cuando a ti te van a quitar tu casa, piensas. “yo ya no ocupo más un supermercado”. Ellos juegan con ese miedo. Pero a pesar de eso, el pueblo tiene que reaccionar. A nosotros no nos da miedo la represión de Estado, nos da más miedo el silencio de los pueblos. Si los pueblos del Estado español, que son 6.500 pueblos, se levantaran un día y les dijeran a nuestros políticos, a los banqueros, a ese 10% de la población que nos gobierna y que no han dado un palo al agua en su vida, que son unos ladrones, unos egoístas… si el pueblo se levantara, si se levantara el trabajador, el campesino, el autónomo, el pequeño empresario… saldrían corriendo como ratas. El pueblo es el dueño de la economía, del futuro, de la democracia. No podemos seguir delegando en los que convierten la política en un privilegio.
¿Marinaleda es la expresión de esto que nos está contando?
Yo no sé si Marinaleda es el futuro o la expresión de algunas soluciones, pero lo estamos intentando. Hay que intentar cosas nuevas cuando no funcionan las viejas. En muchos pueblos donde gobernamos hay viviendas baratas, cooperativas, participación ciudadana que amplía la democracia, se hacen muchas cosas. Yo estuve 10 años de alcalde en mi pueblo y construimos 500 viviendas, la más cara que vendimos, porque algunas se vendieron, fue por 15.000 euros, una vivienda nueva. Y una parcela urbanizada para que la gente hiciera sus casas, la vendimos por 1.200 euros. La renta de la vivienda más cara está en 40 euros, y la más barata está en 15 euros. Es posible hacer otras cosas cuando no especulas con el suelo. Los ayuntamientos no están para ganar dinero, o para colocar a la familia o amigos, están para servir al pueblo.
¿Qué opina cuando la derecha mediática le llama “asaltador de supermercados?
(Risas). Asaltar es lo que ha hecho el gobierno con los pensionistas, y con la reforma laboral, y con el dinero público que han dado a los banqueros. Lo nuestro es denuncia, denuncia para llenarlos de vergüenza, para que se visualice que en la Europa que ellos llaman del bienestar, hay hambre y la pobreza está llamando a las puertas de muchos trabajadores. Ante esto, llevarse 4 o 5 carros de comida como acción simbólica, es insignificante. Los señores de los eres de Andalucía, los señores Bárcenas… esos sí que se han llevado carros de dinero. Tenemos la obligación ética y moral de conseguir que la gente se revolucione y se movilice para cambiar esta situación, y en ello estamos.






No hay comentarios: